sábado, 4 de agosto de 2012

Tránsitos



He de confesar que, ante tanta soledad, llegué a sentir miedo.

Ciertamente, aquel corredor por el que tenía la sensación de haber pasado miles de veces, ahora me ofrecía una perspectiva inédita del lugar en el que me encontraba. Nunca antes había observado de aquel modo las interminables hileras de puertas dispuestas a ambos lados de un pasillo eterno, en la convergencia, allá donde mi vista lograba alcanzar, de un punto de fuga no menos absurdo que mi entorno más inmediato.

Tal afinamiento de puertas blanqueadas al son de suelo y techo, bañadas por una tenue luz de origen incierto, no dejaba espacio alguno para las paredes. Y en todas, una alargada maneta reluciente y un cartel sobreimpreso en letras mayúsculas: “SUEÑOS”, sobre otra inscripción algo más pequeña: “Pase sin llamar”.

Cuando me dí cuenta, tenía la mano cómodamente apoyada en una de las manetas. Tal vez fue mi habitual tendencia a la observación de lo insignificante y lo absurdo, la que me detuvo por unos instantes. Volviendo la vista atrás, tan solo tardé un segundo en olvidar tal gesto, ante la descomunal simetría que percibí en ambos sentidos a lo largo de aquel pasaje abisal de longitud desmedida.

Y todo me pareció entonces familiar. Demasiado familiar.

Una nueva actuación de mi desconfianza hacia lo ínfimo, me hizo rehusar aquella puerta, e incluso algunas más, apenas avanzaba unos pasos. Mientras buscaba razones reales para justificar tal desplazamiento estéril, algo me sobresaltó en la lejanía, interrumpiendo la blanca linealidad de aquella galería insondable. Aunque creí apreciar la presencia de una figura oscura, cuando fijé allá mi atención, ya no estaba. –Tal vez un problema en la iluminación- pensé, para cuestionarme acto seguido… -¿Cuánto costará mantener todo esto?

Con la vista en el infinito, noté entonces otro parpadeo casi inapreciable, como el de una estrella lejana. Y otro más…

De repente, me sobresaltó la apertura de golpe de una de las puertas junto a las que yo pasaba en aquel momento. Alguien se me avalanzó y casi me aplasta, de no ser por mis reflejos… Curiosamente, antes de cerrar la puerta de la que provenía, ya había abierto otra al otro lado, por la que se escurrió ipso facto.

Aunque todo sucedió en un segundo y casi me mata de un susto, la entrada de aquel tipo al nuevo aposento, me permitió echar un vistazo a su interior desde fuera. El recinto no era más ancho que su propia puerta de acceso, y al menos media docena de individuos permanecían de pie apoyados sobre la pared izquierda, de varios metros de profundidad. Parecían estar expectantes ante otra puerta situada en la pared opuesta. Aunque había allí otra inscripción, tan sólo pude distinguir lo que ponía debajo: “Espere a ser llamado.”

La puerta se cerró y la tranquilidad regresó a aquel pasadizo inmundo y solitario. No recuerdo mucho más, salvo que aún caminé junto a un centenar de puertas, con la mirada hundida en el continuo parpadeo provocado por el tránsito fugaz de aquellos seres extraños de presencia infinitesimal.

Justo antes de despertarme el estridente motor de uno de los lujosos yates que transitan por estas aguas, creo que terminé por entrar en una de aquellas extrañas habitaciones…

Recostado acá a la sombra en esta confortable tumbona, y en el merecido disfrute de una de las mejores playas del planeta, aún tengo tiempo de escribir estas líneas antes de reunirme con la comitiva en el hotel para presentar mi nuevo proyecto. Esta noche me arrimaré de nuevo al mar, para festejar el éxito echando unas copas en el chiringuito de aquí al lado con esos jóvenes, y jóvenas…

Mi trayectoria promete, nunca estuve tan seguro.

La vida es bella.

Safe Creative #1208042068913

6 comentarios:

Regina Castejon dijo...

Leo tu anotación y me llevas de la abismal soledad, al sobresalto de la presencia,... al triunfo de tu proyecto, cuántas emociones!!! en una sóla pluma, majestuosas letras. Un fuerte abrazo, feliz fin de semana

Adriana Alba dijo...

Así son los estados de ansiedad ante lo nuevo, ante las puertas del éxito a las que todos quieren entrar.

Esperar a ser llamado o pasar sin llamar... dos estados de conciencia que tanto sueño como vigilia, nos muestran todo el tiempo.

un lujo de relato querido Buscador y la fotografía es preciosa!

Cariños.

Anónimo dijo...

Una genialidad tus letras, al comienzo me asustó un poco eso de tanta soledad...pero el final es muy prometedor.
Un placer leerte, te dejo un fuerte abrazo y te deseo un buen comienzo de semana!

Ayelén dijo...

Una montaña rusa tu relato. ME costo leerlo al principio, pero tuvo un gran resultado. Felicitaciones!
Besos!

Buscador de buscadores dijo...

Gracias por vuestra presencia y comprensión... y abrazos.

mj dijo...

Optimismo y seguridad sobre todo hay en tus letras.
A veces hay que saber esperar, es todo un arte, como la paciencia es una virtud. Nadie nos quita nada, y nadie nos da nada. Sólo estás tú...
La vida es bella sin duda alguna, es nuestra mirada que en ocasiones la distorsiona.
Un beso

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