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lunes, 17 de agosto de 2009

Radiografía de un pensamiento (II)


Me preguntaba, ¿qué creemos que somos?

Si alguien dispuesto a escucharnos nos pidiera una descripción detallada de lo que somos, ¿qué le diríamos? ¿No es cierto que comenzaríamos por nuestros datos personales, para luego seguir hablando de nuestra profesión, formación, experiencia, relaciones, objetivos, etc?

Supongamos que este individuo nos contestara: -...pero eso es información registrada en su memoria... por favor, cíñase a la pregunta...- Seguramente nos dejaría un tanto dubitativos y desconcertados, incitándonos a realizar a continuación una descripción física de nuestro cuerpo, o tal vez otra antropológica y generalista del ser humano, para no vernos sorprendidos de nuevo por nuestro interrogador... y bla, bla, bla...

¿Es esto lo que somos?

Aunque todas las respuestas posibles pueden resultar más o menos prácticas, dependiendo del contexto en el que se formule la pregunta, permitidme que me sitúe en el contexto del lugar donde me encuentro para responder:

No puedo saberlo.

Esta simple respuesta no es una respuesta evasiva, un 'no sé' sin más. Es una afirmación a todas luces, con infinidad de implicaciones y 'efectos secundarios', una instantánea realizada a cierta distancia del proceso del pensamiento, descrito en el gráfico anterior, en la que se desplaza a un segundo plano toda la información referida a mi persona, gracias a la aparición del verdadero protagonista, aquel que hasta ahora ha permanecido impasible bajo el control mental, sencillamente porque no sabía de su propia existencia:


En este gráfico ya se ha producido la ruptura, se ha superado ese gran obstáculo de abstracción al que me refería y se ha generado el 'espacio' que permite la observación y la vigilancia permanentes. Este proceso de ruptura es instantáneo e irreversible y no requiere esfuerzo alguno, sino más bien al contrario, precisa de quietud mental y 'pensamientos flecha' (por aquí... por ahí...), como hilos observadores del falso 'yo' en el espacio exterior de nuestra mente, que pasa de 'controlar' a 'ser controlada' por el 'yo' verdadero, que ahora la envuelve.

El proceso posterior de separación es mucho más lento, a medida que los intervalos temporales de observación son más largos y más numerosos, de forma que al principio pueden tardar semanas en repetirse y progresivamente, con la observación de los resultados, van impregnando a diario todos y cada uno de los momentos de tu existencia.

La búsqueda y la experiencia de la ruptura y la separación descritas es única e intransferible en cada persona, lo que hace estéril cualquier intento de 'imposición' de cierto control mental que no sea por medio de la dependencia permanente hacia otra persona que ejerza los derechos de tu 'yo verdadero'.

El resultado es la acción directa y una percepción más cercana a la realidad, exenta de juicios mentales. El pensamiento positivo surge espontáneamente de esta nueva interpretación y manipulación de la realidad y de lo que 'creíamos ser', y la 'paz atemporal' tan anhelada llega a ser proporcional al espacio de observación logrado.

Me gusta asemejarlo a un oasis en el desierto, que va creciendo en extensión y multiplicándose, hasta que finalmente lo extraño no es el agua, sino la tierra...

(Continuará...)

sábado, 8 de agosto de 2009

Radiografía de un pensamiento (I)

Abusando de vuestra confianza y si no tenéis otra cosa más importante en la que pensar en este momento (seguro), vais a permitidme que en este post y otros sucesivos, pueda expresaros mi inquietud sobre un conjunto de 'pensamientos flecha' que ronda mi cabeza desde hace algunos años y ahora está causando una auténtica revolución interior en 'mi' persona. Digo y subrayo 'mi' persona, porque no me refiero a aquel que creía ser, sino al que soy, he sido y seré siempre.

Ante todo he de reconocer que no he descubierto nada diferente a lo que estaba ya escrito, sino más bien me he limitado a 'comprenderlo' y 'sentirlo' por mí mismo. La importancia de este concepto es trascendental, y no debe añadir conocimiento alguno a lo ya conocido, sino indicar la dirección a seguir a modo de 'vector' o 'flecha' como he mencionado antes, con la observación permanente del proceso y estado mental, hacia el control y la atenuación del pensamiento, la destrucción de la falsa identidad del 'yo' y he aquí la novedad... la vivencia o experimentación de la auténtica identidad de aquello que soy, a años luz de aquello que creía ser.

Sin ánimo de no ser comprendido, lo diré con otras palabras: dos formas totalmente antagónicas de interpretar la realidad y lo que somos, desde la perspectiva tradicional anclada en la identificación con el pensamiento, el sufrimiento emocional y la preocupación desbordada y vana por la realidad y la acción ya ejecutada, a la perspectiva totalmente nueva y exenta de esfuerzo, del encuentro conmigo mismo y la supervisión continuada de la actividad mental, que garantiza una percepción de la realidad mucho más certera, haciéndola a la vez menos sufrible y más moldeable, por medio de la acción inteligente.

Dos caminos queridos lectores, a elección. Cuando esto se ha comprendido, ya se ha elegido y cuando no... también (dije "...exenta de esfuerzo,...").

Para empezar, mostraré dos esquemas de las que considero ambas opciones.
El primero es el que sigue:


¿Qué creemos que somos?

(Lo que viene a continuación es un poco abstracto, y su comprensión tal vez constituya el 'punto de inflexión' o 'camino sin retorno' hacia la segunda opción, pero de ninguna forma es de excesiva dificultad para todo aquel que llegado a este punto, tenga el suficiente interés y la adecuada predisposición para digerirlo).


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