viernes, 5 de abril de 2013

La arruga del universo (Rep.)

Garganta de puerto oscuro - Ladera del monte Picacho (Alcalá de los Gazules)


...y entre montañas dicromáticas, alejado de los límites del condicionamiento, y bajo un cielo perfumado, horizontal y sobre todo, solemne, pude apreciar un pliegue de la realidad, rodeado de rúbricas de fuego:

El mundo, no sólo ha sido creado;

ha sido creado de forma

que resulte comprensible, inteligible,

y esto... es un dato a priori.


Es el Certificado del Creador.

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A mi regreso, y como en todo doblez que va y vuelve, observé un sin fin de contradicciones preestablecidas, dispuestas a contrarrestar la fortaleza demoledora pero vulnerable, de obviedades como ésta. Aunque no les dí la bienvenida, comprendí que tenían un papel muy importante en la vida, como salvaguardias de la propia libertad humana.

Y ahora, 'sólo' queda la eterna discontinuidad que esta arruga del espacio-tiempo, ha dejado en mi presente: el maravilloso efecto tardío sobre aquellas contradicciones inconscientes, inicialmente no resueltas...

lunes, 1 de abril de 2013

La hora de las medusas



Eran las 2:52 cuando algo le despertó. 

Diversos asuntos le habían mantenido en constante diálogo con la almohada hasta hacía muy poco, como de costumbre. Tal vez por eso, decir que despertó no sería del todo correcto. Sus ojos quedaron entreabiertos, en dirección al enorme despertador que tenía delante de sí, sobre la mesita de noche. Sus sueños recién estrenados, seguían su curso, aunque ahora tuviesen que acomodarse a la percepción visual de dos extrañas figuras contrapuestas, conformadas por tres dígitos en la pantalla de aquel aparato.

De nuevo, algo le sobresaltó. Se percató entonces de que había sido un grito y que provenía de la habitación de su hijo.

-¡Papá! -oyó con más claridad, por tercera vez.

Se incorporó de golpe casi sin darse cuenta y, tambaleándose en la penumbra, acudió adonde estaba el niño.

-¿Qué pasa hijo? -articuló con dificultad.

-No puedo dormir, papá.

-¿Ehh..? -volvió a preguntarle. Trataba de comprender lo que había oído, con la mirada fija en la pared, sobre el cabecero de su cama.

-¡Papá!... ¡No puedo dormir! -le repitió.

Pero su padre vagaba errante sobre el picado azul de la pared, cual marino que otea la profundidad del océano, asomado a la escotilla tras el ocaso. El destello de las extrañas figuras aún perduraba en sus retinas, navegando indemne sobre las aguas...

-¿Me estás escuchando? -la desesperación del niño crecía por momentos.

Con la mirada perdida, el hombre bajó ligeramente la cabeza para contestarle con otra pregunta.

-¿Quieres ser feliz, hijo?

-¿Cómo? -se extrañó el chiquillo-. Claro que quiero ser feliz... ¿a qué viene eso? Lo que te digo es que no puedo dormir, ¡por más que quiero!

Arrimó su rostro sonámbulo a los ojos del niño. E incluso llegó a asustarle con su mirada inconexa, mientras continuaba exhalando aquel diálogo inverosímil...

-Entonces... hay corrientes inversas y... hay mar de fondo. Debes verlo cuando ocurra... sólo verlo -sententenció, con voz ronca y entrecortada.

El niño apartó la mirada. Tratando de sacar algo en claro, se volvió hacia el otro lado de la cama.

El hombre también se giró, para volver lentamente hacia su habitación. Paso a paso, fue pronunciando otra ristra de palabras, más acordes si cabe con los argumentos de su letargo...

-Si todas las medusas nadaran en la misma dirección, moverían el mundo... -concluyó, antes de acostarse.

Habían bastado tres minutos, para que los ronquidos del niño volvieran a inundar la oscuridad de aquella noche. Sólo tres, para cambiar nada menos que... el rumbo de su vida.

En cambio, el sueño de su padre se prolongó aún durante dos horas y media...

...y justo después, aquel sueño, al igual que el alba ciega las profundidades y devuelve las fieras allá por donde han venido, se perdió en la nada.

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viernes, 29 de marzo de 2013

Soberbia ingratitud (Rep.)

"La ciudad encantada" - Cuenca


¿Acaso este intrépido aspirante a árbol es consciente
de la solidez de la roca que lo sostiene?

El hombre tampoco.

miércoles, 27 de marzo de 2013

Para enmarcar


"Cuando pierdes contacto con la quietud interior, pierdes contacto contigo mismo. Cuando pierdes contacto contigo mismo, te pierdes en el mundo.

Tu sentido más interno de tí mismo, tu sentido de quién eres, es inseparable de la quietud. Ese es el Yo Soy que es más profundo que el nombre y la forma.

La quietud es tu naturaleza esencial. ¿Qué es la quietud? El espacio interno en el que las palabras de esta página son percibidas y se convierten en pensamientos. Sin esa conciencia, no habría percepción, ni pensamientos, ni mundo.

Tú eres esa conciencia, disfrazada de persona.

El equivalente del ruido externo es el ruido interno. El equivalente del silencio externo es la quietud interna.

Cuando quieras que haya silencio a tu alrededor, escúchalo. Esto significa que, simplemente, has de darte cuenta de él. Préstale atención. Escuchar el silencio despierta la dimensión de quietud dentro de tí, porque sólo la quietud te permite ser consciente del silencio.

Observa que en el momento de darte cuenta del silencio que te rodea, no estás pensando. Eres consciente, pero no piensas.

Cuando te das cuenta del silencio, se produce inmediatamente ese estado de serena alerta interna.

Estás presente. Has salido de miles de años de condicionamiento humano."

Eckhart Tolle - "El silencio habla"

lunes, 25 de marzo de 2013

Más desinformación...


¿Realmente crees que no puedes parar tu mente?

Alguien debe decirte que tus vivencias no se limitan a todo aquello que recuerdas. Que algunas no fueron recordadas ni olvidadas debido a que no fueron memorizadas, porque la mente no intervino. Que en todos tus recuerdos estuviera tu mente, no significa que tu mente estuviera siempre contigo. Es una deducción errónea. Una muestra clara, de exceso de protagonismo...

Alguien debe decirte y repetirte que determinadas experiencias no son memorables. Que nada se escribió sobre estas experiencias, jamás. Aquel que pretende escribir sobre ellas, las contamina con recuerdos (irrelevancias) y con su intención de transmitirlos, incluso antes de hacerlo.

Alguien debe decirte que el concepto de utilidad, al igual que muchos otros también extensibles a la 'no mente', están viciados por la propia mente, para referirlos en su propio beneficio.

Alguien debe decirte que no tienes raíces porque tienes neuronas. Que la mente te usó para abandonar la tierra y sentirse creadora... (Deberías saber que puedes testear tu conciencia, observando si te duele o no esta reflexión, y saber también que hay otros métodos para conocer el verdadero alcance del secuestro...)

Alguien debe decirte que lo abstracto, lo absurdo y lo irrazonable, lo es para tu mente, pero no para ti. Que hay mucha bazofia irracional, pero lo importante no es el por qué del contenido, sino el por qué del continente...

Alguien debe decírtelo, aunque te parezca una absoluta inutilidad.

Yo me lo digo a mí mismo.

Es obvio.

viernes, 22 de marzo de 2013

La versatilidad del desastre


"He conocido muchas personas muy inteligentes y educadas que eran también completamente inconscientes, es decir, completamente identificadas con su mente. De hecho, si el desarrollo mental y del conocimiento no se equilibran con un crecimiento correspondiente de la conciencia, el potencial de infelicidad y desastre es muy grande."

Eckhart Tolle - "El poder del ahora"

miércoles, 20 de marzo de 2013

En órbita


Puesto que me encuentro en órbita y sin embargo lo sé, continúo dándole vueltas al tema que considero más trascendental y que, sin embargo, lo es.
.. .  .    .
Normalmente utilizo métodos indirectos de expresión, como fábulas y otras fruslerías, pero a decir verdad, ya me estoy hartando.
.. .  .    .
Pregúntale a tu mente si tiene un rato para 'malgastarlo' leyendo estupideces. Tal vez te diga que sí, por cortesía. Al menos luego, le podrás argumentar que se lo advertiste... y quién sabe, porque igual hasta te deja hacer el silencio, poner la musiquita y respirar profundamente entre párrafo y párrafo...
.. .  .    .
Comenzaré por decir que me parece muy curioso el movimiento ondulatorio de los estados de ánimo, pero aún me lo parece más, la indiferencia de la mayoría de la gente por comprender los procesos reales involucrados en este vaivén, más allá de tratar de cambiar los factores externos aparentemente responsables o alejarse de ellos.
.. .  .    .
Si bien tales factores externos podrían ser considerados en buena medida como desencadenantes del sufrimiento psicológico, a menudo son ignorados los filtros mentales a los que sometemos nuestras percepciones y experiencias del mundo en el que vivimos.
.. .  .    .
Tanto es así, que nuestro control mental, cuando verdaderamente existe, se limita a buscar el modo de prolongar los momentos de satisfacción y a reducir en lo posible las penurias e incomodidades que sentimos.
.. .  .    .
Error mayúsculo, como ninguno.
.. .  .    .
Para que se me entienda, me vas a permitir que compare al ser humano con una olla con patas, repleta de pólvora y metralla, de la que se desprende una mecha atada al suelo.
.. .  .    .
Huimos del fuego, y procuramos frecuentar humedales donde no se prenda la pólvora, e incluso a veces pagamos a otros para que nos lleven de la mano allá donde se encuentran (donde están hoy, que no mañana). Y sin embargo, en cada nuevo desplazamiento, la mecha se torna más y más larga...
.. .  .    .
Es justo aquí donde surge el concepto de inmovilidad...
.. .  .    .
Y no me resulta menos curiosa la reacción de espanto de nuestra mente, cuando consideramos esa inmovilidad como opción válida.
.. .  .    .
Eres inteligente... ¿recuerdas?
.. .  .    .
Pero NO en tu propio beneficio.
.. .  .    .
¿A qué beneficio me refiero entonces?
.. .  .    .
Depende de a quién me dirijo cuando hablo de ti...
.. .  .    .
Os pido a vos que me permitan otro símil para entrar en calor, que se arraigue a sus entrañas...
.. .  .    .
Resulta ahora que tu mente es un satélite posicionado en cierta órbita, alrededor de la tierra. Tú tienes los pies en el suelo, al menos, literalmente hablando. Tu satélite ha sido diseñado para acaparar la mayor cantidad de información posible y para ello, dispone de propulsores de posicionamiento, de forma que le permitan situarse en zonas de visibilidad.
.. .  .    .
Y es aquí donde surge el problema, porque los espacios de mayor cobertura no están siempre en el mismo lugar...
.. .  .    .
Para ello, el satélite acelera y frena a su antojo, en pro de satisfacer su objetivo. 
.. .  .    .
Cuando acelera, alcanza más rápidamente las zonas hábiles pero igualmente, con más rapidez las abandona, al tiempo que la fuerza centrípeta generada le distancia más y más de la tierra, allá adonde sólo llegan los ecos de los ecos de los conceptos que una vez brotaron de alguna que otra percepción verdadera... 
.. .  .    .
Por contra, también puede frenar... Ni que decir tiene, que así se reduce su margen de maniobra y para colmo, al descender, se acerca irremediablemente a lo que más teme... su propia aniquilación.
.. .  .    .
¿Qué alternativa queda?
.. .  .    .
Ninguna, sobre todo cuando sigues ignorando el 'modus operandi' de tu masa gris, cuando te sientes mente, cuando crees orbitar libremente y por ende, piensas con la mente que el control es tuyo...
.. .  .    .
Por desgracia, somos (o al menos lo es aquello que creemos ser), demasiado inteligentes para comprender esto.
.......... .......... ..... ..... .... ... .. . . . .  . .  . .  .  . .  .  .  . .  .  .   .  .   .    .    .     .     .        .     .           .              .

lunes, 18 de marzo de 2013

Palabras


Me encontraba delante de la televisión, y aunque no suelo verla mucho, en aquella ocasión la encendí. Una periodista conversaba con un reconocido personaje internacional. No sé por qué motivo, el audio del televisor se encontraba al mínimo. Me incorporé con rapidez para alcanzar el mando, pero algo me detuvo.

La mujer parecía decir algo con notable excitación en aquel momento. Noté que su rostro hablaba por sí mismo, en mitad del silencio. Sus facciones eran auténticas corresponsales de sus adentros. Un primer plano como aquel, en total ausencia de palabras, aportaba tal torrente de información interior, que decidí abstenerme de subir el volumen.

Curiosamente, no podía saber lo que decía, pero sí por qué lo decía.

Me era imposible hacer juicios sobre la veracidad de sus argumentos. Sin embargo, la ausencia de tales juicios, parecía dejar en mí espacio suficiente como para percibir con claridad los 'argumentos de sus argumentos', el incuestionable y desconocido trabajo del telonero que hace posible un espectáculo redondo, las fascinantes piruetas de los metatarsianos que dan vida a una marioneta...

Por un momento, me pregunté si la mujer era consciente de todo aquello, mientras hablaba... y me respondí acto seguido, y no durante, al descubrir yo que acababa de perder de vista los propios hilos que sustentaban mis argumentos, los míos. Tal vez fue así, porque cuestioné con palabras... porque entoné en mi interior la misma cantinela que la televisión se había negado a mostrarme. Sin duda alguna, eran versiones diferentes de la misma obra.

Aprendí del silencio, que las palabras son la expresión más nítida del secuestro mental, consumado en el orador, y pronosticado en el oyente.

Es así, salvo cuando conducen al silencio del que provienen...

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