Brotes de sinceridad
Fuente De (Cantabria)
¿Alguna vez habéis divisado un paisaje montañoso de picos escarpados, semiocultos entre espesas nubes de algodón, desde un lugar aún más elevado e inaccesible?
Mi casa tiene forma circular y su superficie no alcanza más allá de un metro cuadrado. Carece de paredes y techo y se sustenta por medio de un único pilar que atraviesa hacia abajo el cielo para apoyarse en la espesura, adonde jamás llegan mis ojos.
Todos mis enseres se encuentran justo en el centro de la estancia, el punto más distante del abismo que los rodea, y en cuanto a mí, suelo hacer vida en torno a ellos, en un anillo de dos cuartas de ancho como máximo.
A decir verdad, la distancia que resta hasta el borde donde acaba el suelo, me preocupa demasiado.
Afortunadamente, y a pesar de que cuanto poseo está apoderándose de una considerable porción de mi espacio vital, procuro siempre que esta franja de seguridad que me separa del vacío crezca indefinidamente, y lo consigo.
Como es lógico pensar, y dado que no puede alcanzarse todo en la vida, mis movimientos son ahora bastante más limitados, pero es indiscutible que he ganado mucho en seguridad y pertenencias, aunque haya tenido incluso que aprender a caminar de lado, como los cangrejos…
Por cierto, lo que tengo es mío… ¡ni que se hubiera levantado del cielo!
¡¡Ahh!! Se me olvidaba. Como bien he dicho, mi refugio no tiene techo ni paredes. Sin embargo, un centenar de lienzos decorados en varias millas a la redonda, cuelgan de un sinfín de pérgolas radiales sujetas al extremo del pilar que me sustenta, unos metros más arriba de mi cabeza. Por inaccesible y por lo tanto intangible, no considero esta estructura de mi propiedad, y ni tan siquiera la de mis ancestros, pero su apariencia desde abajo… ¿qué os voy a contar que no veáis?... ¡¡¡el más bello de los palacios en la más alta de las cimas!!! Ni que decir tiene que esta escasez de suelo me permite, a excepción de mi propio apoyo, contemplaros todo, absolutamente todo cuanto subyace a mí.
Gracias a la esmerada educación que me dieron, abandoné muy pronto los juegos de niños, en los que solía buscar las estrellas mirando hacia arriba (incauto), y pasaba horas al borde del precipicio, haciendo equilibrio y con la mirada perdida en algún lugar inmundo de allá abajo… ¡qué escalofríos!
En fin… tengo que dejaros… se me acumula la miseria.
Bastará como siempre con estirar el brazo con cuidado y dar unos golpecitos para introducirla aquí abajo en forma de cuña.
Creo que esta vez me dará para ganar algunos centímetros más…
¿Alguna vez habéis divisado un paisaje montañoso de picos escarpados, semiocultos entre espesas nubes de algodón, desde un lugar aún más elevado e inaccesible?
Mi casa tiene forma circular y su superficie no alcanza más allá de un metro cuadrado. Carece de paredes y techo y se sustenta por medio de un único pilar que atraviesa hacia abajo el cielo para apoyarse en la espesura, adonde jamás llegan mis ojos.
Todos mis enseres se encuentran justo en el centro de la estancia, el punto más distante del abismo que los rodea, y en cuanto a mí, suelo hacer vida en torno a ellos, en un anillo de dos cuartas de ancho como máximo.
A decir verdad, la distancia que resta hasta el borde donde acaba el suelo, me preocupa demasiado.
Afortunadamente, y a pesar de que cuanto poseo está apoderándose de una considerable porción de mi espacio vital, procuro siempre que esta franja de seguridad que me separa del vacío crezca indefinidamente, y lo consigo.
Como es lógico pensar, y dado que no puede alcanzarse todo en la vida, mis movimientos son ahora bastante más limitados, pero es indiscutible que he ganado mucho en seguridad y pertenencias, aunque haya tenido incluso que aprender a caminar de lado, como los cangrejos…
Por cierto, lo que tengo es mío… ¡ni que se hubiera levantado del cielo!
¡¡Ahh!! Se me olvidaba. Como bien he dicho, mi refugio no tiene techo ni paredes. Sin embargo, un centenar de lienzos decorados en varias millas a la redonda, cuelgan de un sinfín de pérgolas radiales sujetas al extremo del pilar que me sustenta, unos metros más arriba de mi cabeza. Por inaccesible y por lo tanto intangible, no considero esta estructura de mi propiedad, y ni tan siquiera la de mis ancestros, pero su apariencia desde abajo… ¿qué os voy a contar que no veáis?... ¡¡¡el más bello de los palacios en la más alta de las cimas!!! Ni que decir tiene que esta escasez de suelo me permite, a excepción de mi propio apoyo, contemplaros todo, absolutamente todo cuanto subyace a mí.
Gracias a la esmerada educación que me dieron, abandoné muy pronto los juegos de niños, en los que solía buscar las estrellas mirando hacia arriba (incauto), y pasaba horas al borde del precipicio, haciendo equilibrio y con la mirada perdida en algún lugar inmundo de allá abajo… ¡qué escalofríos!
En fin… tengo que dejaros… se me acumula la miseria.
Bastará como siempre con estirar el brazo con cuidado y dar unos golpecitos para introducirla aquí abajo en forma de cuña.
Creo que esta vez me dará para ganar algunos centímetros más…
14 comentarios:
Desnudo, a la intemperie dejas tus sentimientos, para tener los sentidos más atentos, lamiendote indolente las heridas que no cicatrizan.
Cuanto más lejos te lleva la locura más cerca te hayas de rozar con los dedos el firmamento y coger las estrellas para calentar las manos.La miseria sino la eliminas como la pelusa de polvo termina por ser una basta alfombra.
Abrazos sentidos!
Hay veces que me gustaría sentirme así, mirando al mundo desde lo más alto de mi "casa" que se parece un poco a la tuya, al menos en la distancia.
Hermosa entrada.
Saludos.
No permitas que mengüe tu espacio vital, y si tiene que menguar que sea por compañía y no por inútiles posesiones. Seguro que en ese paraíso que vives, no te faltarán nunca candidatos para acompañarte.
La foto es impresionante, ¿es tuya?, si es así, mi más sincera enhorabuena.
Un abrazo amigo, compañero y paisano.
Una visión espectacular de tu espacio, querido Buscador, procura tenerla siempre.
Hay tanto para ver que no vemos!!
Escelente entrada y la foto bellísima.
También me gusta mirar al cielo, y descubrir estrellas fugaces... perderse en esa inmensidad... pero con los pies en la tierra ¿eh? bien firmes.
Un beso grande grande
Pedazo de foto, quillo!!!
hola buscador como estas
Creo que se a lo que te refieres si n o es que me equivoco a lo de el pequeño espacio en la cima y de las cosas inservibles que acumulas ahi y las percibes como tesoros.
creo que por el titulo te refieres a no expresar nuestras emociones, pero al mismo tiempo estas se transforman en un cumulo, como objetos que pierden su utilidad por no haber sido usados a tiempo. esto con el tiempo hara enalguna momento la situacion se vuelva insostenible y no vengamos abajo con todo lo que guardamos. creo que a mi me pasa lo mismo si es que a eso te referias.
por ciertos la foto te salio excelente casi sentia vertigo al verla
un fuerte abrazo
Amiga EURICE,
sólo son brotes de sinceridad...
Aunque lo estoy en parte, no quisiera estar por completo en el pellejo de este personaje, encumbrado por su miseria.
Gracias por tu comentario y besos.
Gracias SUSANA, por tu comentario.
Un abrazo.
Hola CARMEN,
la foto sí que es mía. Te aseguro que en aquellos parajes resulta harto complicado que una foto salga desmejorada. Llevaré tu enhorabuena cuando vuelva por aquellas tierras.
Otro abrazo para tí, amiga.
Hola ANGELINA,
con los pies en la tierra por supuesto, y mirando hacia arriba... no hagamos como el personaje de esta historia, que entre otros muchos defectos de su ceguera, pensaba que había sobrepasado el cielo...
Otro beso para tí.
Hola JUGUETE,
más o menos, amigo. Como dices son muchas las cosas que percibimos como tesoros y que nos roban espacio vital. Algunas imperceptibles, como la sensación de seguiridad, son más voluminosas que todo el resto juntas. Para colmo, las ubicamos a buen recaudo, más aún que nuestra propia vida, y alardeamos en falso de nuestra posición, levantada a golpe de miseria, y que jamás llegamos a disfrutar de pleno.
Gracias por lo de la foto, poder dispararla allá, fué mi mayor recompensa.
Un abrazo.
Desde Ángel Poético quiero invitarte a participar en éste espacio de poemas, reflexiones, aforismos y relatos. Si me escribes y tu solicitud es aprobada, podrás publicar tus escritos que serán leidos por los lectores del Sitio.
Saludos desde Ángel Poético.
Gracias ANGEL, por tu invitación.
Saludos.
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