
No encontré semejanza mayor a mi vida, que en una cadena de propósitos y anhelos, ininterrumpida, en la que se enlazan infinidad de eslabones, tan numerosos como breves, tan escasos como eternos...
Y en la apariencia monocromática del vasto espacio de cada sueño a los que lanzo mis intenciones, puedo ver seis anillos concéntricos bien diferenciados. En esas posiciones he anclado progresivamente las miras desde fuera hacia dentro, creyéndolas como definitivas cada vez y llegando siempre a despreciar los externos… por inútiles. Aunque tal vez sea más ético decir que dan sentido a cada nueva posición interna, es extraordinario ver cómo a penas pueden condicionarla en lo más mínimo. Debe ser así precisamente, por la mayor imprevisibilidad de razonamiento desde la que se juzga cada posición para acceder a la siguiente, dada a su cercanía al deseo y por cuanto se aleja de su aniquilación.
Estos son los seis estadios que pusieron a prueba mi introspectiva:
En la ancha periferia y en contacto con la nada, el deseo convencional, el instintivo, el rudimentario.
Más allá del deseo… cómo lo percibo.
Más importante que el modo en que percibo el deseo… cómo interpreto su percepción.
Más trascendental que la interpretación del modo en que percibo el deseo e indiferente a la distancia a la que la realidad se sitúa de cada apreciación… el motivo de esa interpretación.
Más relevante aún que el motivo y la veracidad que lo coteja, justo después y nunca anterior a mi desesperada reiteración en la búsqueda de porqués… su aceptación.
Y oculto en la aceptación, el círculo central: un blanco en el objetivo, un objetivo en el blanco. Aquel sueño que siendo alcanzado, se convierte en único, desprovee de valor y ridiculiza cada deseo original en el que se esconde y del que se sirve. Sin depender en absoluto de la veracidad de aquel, de su percepción, interpretación y causa enlazadas, se muestra tan certero como eficaz, tan alejado del instinto animal como de la responsabilidad ajena, tan íntimo como externamente incomprendido y verdaderamente humano…
…protegerme de mí mismo.