Los estados de ánimo
Sin duda alguna, los estados de ánimo son a la vez causa y consecuencia de nuestros pensamientos. Comprenderlos, supone dar un importante ‘golpe de efecto’ en el incesante flujo mental en el que permanecemos inmersos.
La observación directa de la corriente mental constituye la exploración individual de cada uno de los ingredientes básicos de nuestra vida (pensamientos), mucho más trascendentales que cuanto sucede a nuestro alrededor. En cambio, la observación de las emociones se asemejaría a la degustación de un plato cocinado en la búsqueda de información sobre los ingredientes elegidos y por supuesto, sobre las intimidades del chef que lo preparó.
Todo lo contrario a engullir sin más…
En línea con la labor introspectiva a la que siempre hago referencia en este blog y a la que me considero adicto, me gustaría en esta ocasión recomendaros el libro “Los estados de ánimo, el aprendizaje de la serenidad” de Christophe André, que me ha servido y seguirá sirviendo de gran ayuda, al menos mientras continúe buceando en el desconocimiento de mí mismo…
Os dejo algunas recetas de este magnífico ‘tratado gastronómico’:
“Aceptar y cultivar todos los estados de ánimo propios representa una fuente de enormes riquezas. Aceptar en nosotros cierta psicodiversidad entraña grandes beneficios. Según una metáfora clásica en la psicoterapia humanista, se trata de ser el tablero, en lugar de las piezas. No hay que intentar jugar las negras contra las blancas, lo positivo contra lo negativo, sino comprender que ambas polaridades nos resultan útiles. Y que, sin ambas, no hay partida, y por tanto ningún interés.”
“El budismo habla a ese respecto de la renuncia, o del espíritu de emergencia: ‘Sentir perfectamente hasta qué punto se es vulnerable al sufrimiento –explica el Dalai Lama-, y una vez constatada esta vulnerabilidad absoluta […] se puede entrever la posibilidad de liberar la mente’.”
“No hay que lanzarse (o prudentemente y con exigencias) a querer contestar a la pregunta del ‘¿por qué estoy tan triste?’, que aspirará y atraerá todas nuestras insatisfacciones y limitaciones, todas esas carencias que se arrastran por nuestra vida como por todas las vidas. Sino que más bien hay que incidir en la cuestión del ‘cómo’: ‘¿Cómo ha empezado mi tristeza? ¿Qué sucede en mí? ¿Cómo me pesa todo esto en el cuerpo? ¿En mis pensamientos?’. Saber observar el raudal de los estados de ánimo resulta entonces muy preciado y apasionante. Se trata de una actitud dinámica y fecunda, infinitamente más que las sombrías cavilaciones acerca del porqué.”
“Aprender a ver mejor con los ojos del alma. Como Rainer Maria Rilke: ‘Aprendo a ver. No sé por qué todo me penetra profundamente, y no llega hasta donde, hasta ahora, todo acababa. Tengo un interior que ignoraba. Ahí es donde, a partir de ahora, todo halla su fin. No sé qué sucede’.”
“Si no comprendemos nuestros estados de ánimo, nos sacudirán y pondrán en apuros. Reaccionaremos, bajo su influencia, como niños. En lugar de ser una riqueza, se convertirán en una traba. En lugar de ayudarnos, nos enredarán. Eso que se denomina madurez reposa, más que en nuestras competencias intelectuales, en esta dimensión emocional, en esta capacidad de percibir y pacificar los movimientos internos.”
“Se utilizan muchas metáforas para explicar de manera imaginaria lo que podría ser la regulación de los estados de ánimo. Está la de la embarcación en el río: se sigue la corriente (los estados de ánimo), pero sosteniendo el timón para orientar la barca. De ese modo es posible alcanzar una ribera, a fin de explorar el territorio (estados de ánimo negativos), o bien la otra, para hacer acopio de provisiones (estados de ánimo positivos). También está la del policía en el cruce del que hablábamos hace un instante: se ocupa de que los estados de ánimo no aparquen demasiado tiempo en medio del paso, que todos puedan circular, ir y venir, hacer lo que tienen que hacer sin obstaculizar a los demás (…). Otra comparación: sin ocuparnos de ellos, los estados de ánimo se parecen a un bosque ‘primario’, abandonado a su estado natural. Dicho de otro modo, absolutamente prohibido el acceso a los seres humanos, que deben renunciar a pasear por él. No se trata de transformar los estados de ánimo en jardines a la francesa, donde todo aparecerá señalizado, cortado y recortado, sino en un bosque cuidado, con caminos, podas ocasionales y el cuidado para respetarlo al convertirlo en accesible. Un bosque es bello, interesante y, a veces, inquietante. Se intenta no perderse, pero sería una equivocación no pasear por él. Es el núcleo de la regulación de los estados de ánimo.”
“Sólo nos hemos hecho dependientes de una manera de regular los estados de ánimo comprando algo, consumiendo algo. Una manera poco eficaz y clara de ocuparse de uno mismo: llenarse el cerebro de vacío, los estómagos de porquerías y los armarios de inutilidades, a fin de paliar las fluctuaciones de los estados de ánimo. ¿Pero cómo es que funciona tan bien? Ese es el genio del marketing y la publicidad (…).”
“Hablando más en serio, la contaminación material consumista se apoya en promesas de pequeñas alegrías mostradas por la publicidad, que siempre funcionan de la misma manera: se asocia un ‘valor’ eterno y legítimo (divertirse con los seres queridos, los amigos, darse un gusto o dárselo a alguien, pasar un momento agradable) a un producto (café, coche) que quieren vendernos.
Así se crean esperanzas frustradas, y se fabrican frustraciones que las personas no atribuirán a esas manipulaciones, sino a sus vidas. Y por ello intentarán cambiar las dimensiones materiales (mudarse de casa, encontrar otro trabajo, una nueva pareja) o psicológicas (ir al psiquiatra, que intenta reparar los destrozos).”
“Nuestra pseudo-libertad materialista es la de las bestias esclavizadas. Nos hemos convertido en animales de cría, o de zoológico. Alimentados, cebados, cuidados, pero deambulando tristes en nuestras jaulas, neuróticos. Y psicológicamente frágiles.”
“Debemos liberarnos de dos grandes males modernos: el TMD y el TBD. TMD significa too much disorder: la enfermedad de demasiadas cosas. Y TBD es too busy disorder: la enfermedad del demasiado que hacer. El antídoto procederá de la histórica consigna de Thoreau: ‘¡Simplificad!’. ¡Más de menos y menos de más! Poseer menos y hacer menos se han convertido en necesidades contemporáneas.”
“Nos podemos refugiar, también, en cavilaciones o ensoñaciones, o bien en esperanzas, vivir enredados en nuestras quimeras y anhelos, sin salir jamás a tomar el aire en la vida ligera. Ligera porque carece de expectativas, sin otra intención que sentir y observar lo que es estar vivo y presente.”
“La experiencia de despertar es un relámpago de intuición. Va acompañada, a veces, de una sacudida física, y puede darse una participación del cuerpo: nos podemos sentir ligeros, o pesados, distintos de cómo nos sentíamos un instante antes. Casi siempre se siente una modificación de la percepción del paso del tiempo: inmovilidad del tiempo percibido, como un ralentí psicológico.
El poeta Christian Bobin también habla de ‘un estado de conmoción tranquila’. Se trata de un estado en que los extremos se mezclan sin dificultad: lucidez y perplejidad, ligereza y sensación de profundidad. Impresión de revelación. Pero, en realidad, se tardará días y semanas en comprenderlo todo, en desenredarlo. Tal vez, toda una vida.”
“Lo que suele ser urgente es: hacer la compra, limpiar, llevar a arreglar el coche, hacer que los niños reciten sus lecciones, cocinar, trabajar… Lo que es importante es: reírse con los seres queridos, ver a los amigos, mirar cómo pasan las nubes por el cielo… En general, lo urgente es ruidoso y nos pone en movimiento; resulta difícil resistirse. Mientras que lo importante es silencioso, se deja olvidar, sin hacer ruido, con suavidad. Pero descuidarlo nos provocará poco a poco una profunda sensación de frustración o de vacío existencial, cuya razón no acabamos de identificar. Hasta que finalmente se comprende: ¿cuánto tiempo hace que no he mirado las estrellas? ¿Cuánto tiempo hace que no me paseo con los niños por el bosque? ¿Cuánto tiempo hace que no he pasado un domingo por la tarde junto a la chimenea charlando con los amigos?
¿Mucho? Hummm… ¿Y si esa fuese mi enfermedad?”
La observación directa de la corriente mental constituye la exploración individual de cada uno de los ingredientes básicos de nuestra vida (pensamientos), mucho más trascendentales que cuanto sucede a nuestro alrededor. En cambio, la observación de las emociones se asemejaría a la degustación de un plato cocinado en la búsqueda de información sobre los ingredientes elegidos y por supuesto, sobre las intimidades del chef que lo preparó.
Todo lo contrario a engullir sin más…
En línea con la labor introspectiva a la que siempre hago referencia en este blog y a la que me considero adicto, me gustaría en esta ocasión recomendaros el libro “Los estados de ánimo, el aprendizaje de la serenidad” de Christophe André, que me ha servido y seguirá sirviendo de gran ayuda, al menos mientras continúe buceando en el desconocimiento de mí mismo…
Os dejo algunas recetas de este magnífico ‘tratado gastronómico’:
“Aceptar y cultivar todos los estados de ánimo propios representa una fuente de enormes riquezas. Aceptar en nosotros cierta psicodiversidad entraña grandes beneficios. Según una metáfora clásica en la psicoterapia humanista, se trata de ser el tablero, en lugar de las piezas. No hay que intentar jugar las negras contra las blancas, lo positivo contra lo negativo, sino comprender que ambas polaridades nos resultan útiles. Y que, sin ambas, no hay partida, y por tanto ningún interés.”
“El budismo habla a ese respecto de la renuncia, o del espíritu de emergencia: ‘Sentir perfectamente hasta qué punto se es vulnerable al sufrimiento –explica el Dalai Lama-, y una vez constatada esta vulnerabilidad absoluta […] se puede entrever la posibilidad de liberar la mente’.”
“No hay que lanzarse (o prudentemente y con exigencias) a querer contestar a la pregunta del ‘¿por qué estoy tan triste?’, que aspirará y atraerá todas nuestras insatisfacciones y limitaciones, todas esas carencias que se arrastran por nuestra vida como por todas las vidas. Sino que más bien hay que incidir en la cuestión del ‘cómo’: ‘¿Cómo ha empezado mi tristeza? ¿Qué sucede en mí? ¿Cómo me pesa todo esto en el cuerpo? ¿En mis pensamientos?’. Saber observar el raudal de los estados de ánimo resulta entonces muy preciado y apasionante. Se trata de una actitud dinámica y fecunda, infinitamente más que las sombrías cavilaciones acerca del porqué.”
“Aprender a ver mejor con los ojos del alma. Como Rainer Maria Rilke: ‘Aprendo a ver. No sé por qué todo me penetra profundamente, y no llega hasta donde, hasta ahora, todo acababa. Tengo un interior que ignoraba. Ahí es donde, a partir de ahora, todo halla su fin. No sé qué sucede’.”
“Si no comprendemos nuestros estados de ánimo, nos sacudirán y pondrán en apuros. Reaccionaremos, bajo su influencia, como niños. En lugar de ser una riqueza, se convertirán en una traba. En lugar de ayudarnos, nos enredarán. Eso que se denomina madurez reposa, más que en nuestras competencias intelectuales, en esta dimensión emocional, en esta capacidad de percibir y pacificar los movimientos internos.”
“Se utilizan muchas metáforas para explicar de manera imaginaria lo que podría ser la regulación de los estados de ánimo. Está la de la embarcación en el río: se sigue la corriente (los estados de ánimo), pero sosteniendo el timón para orientar la barca. De ese modo es posible alcanzar una ribera, a fin de explorar el territorio (estados de ánimo negativos), o bien la otra, para hacer acopio de provisiones (estados de ánimo positivos). También está la del policía en el cruce del que hablábamos hace un instante: se ocupa de que los estados de ánimo no aparquen demasiado tiempo en medio del paso, que todos puedan circular, ir y venir, hacer lo que tienen que hacer sin obstaculizar a los demás (…). Otra comparación: sin ocuparnos de ellos, los estados de ánimo se parecen a un bosque ‘primario’, abandonado a su estado natural. Dicho de otro modo, absolutamente prohibido el acceso a los seres humanos, que deben renunciar a pasear por él. No se trata de transformar los estados de ánimo en jardines a la francesa, donde todo aparecerá señalizado, cortado y recortado, sino en un bosque cuidado, con caminos, podas ocasionales y el cuidado para respetarlo al convertirlo en accesible. Un bosque es bello, interesante y, a veces, inquietante. Se intenta no perderse, pero sería una equivocación no pasear por él. Es el núcleo de la regulación de los estados de ánimo.”
“Sólo nos hemos hecho dependientes de una manera de regular los estados de ánimo comprando algo, consumiendo algo. Una manera poco eficaz y clara de ocuparse de uno mismo: llenarse el cerebro de vacío, los estómagos de porquerías y los armarios de inutilidades, a fin de paliar las fluctuaciones de los estados de ánimo. ¿Pero cómo es que funciona tan bien? Ese es el genio del marketing y la publicidad (…).”
“Hablando más en serio, la contaminación material consumista se apoya en promesas de pequeñas alegrías mostradas por la publicidad, que siempre funcionan de la misma manera: se asocia un ‘valor’ eterno y legítimo (divertirse con los seres queridos, los amigos, darse un gusto o dárselo a alguien, pasar un momento agradable) a un producto (café, coche) que quieren vendernos.
Así se crean esperanzas frustradas, y se fabrican frustraciones que las personas no atribuirán a esas manipulaciones, sino a sus vidas. Y por ello intentarán cambiar las dimensiones materiales (mudarse de casa, encontrar otro trabajo, una nueva pareja) o psicológicas (ir al psiquiatra, que intenta reparar los destrozos).”
“Nuestra pseudo-libertad materialista es la de las bestias esclavizadas. Nos hemos convertido en animales de cría, o de zoológico. Alimentados, cebados, cuidados, pero deambulando tristes en nuestras jaulas, neuróticos. Y psicológicamente frágiles.”
“Debemos liberarnos de dos grandes males modernos: el TMD y el TBD. TMD significa too much disorder: la enfermedad de demasiadas cosas. Y TBD es too busy disorder: la enfermedad del demasiado que hacer. El antídoto procederá de la histórica consigna de Thoreau: ‘¡Simplificad!’. ¡Más de menos y menos de más! Poseer menos y hacer menos se han convertido en necesidades contemporáneas.”
“Nos podemos refugiar, también, en cavilaciones o ensoñaciones, o bien en esperanzas, vivir enredados en nuestras quimeras y anhelos, sin salir jamás a tomar el aire en la vida ligera. Ligera porque carece de expectativas, sin otra intención que sentir y observar lo que es estar vivo y presente.”
“La experiencia de despertar es un relámpago de intuición. Va acompañada, a veces, de una sacudida física, y puede darse una participación del cuerpo: nos podemos sentir ligeros, o pesados, distintos de cómo nos sentíamos un instante antes. Casi siempre se siente una modificación de la percepción del paso del tiempo: inmovilidad del tiempo percibido, como un ralentí psicológico.
El poeta Christian Bobin también habla de ‘un estado de conmoción tranquila’. Se trata de un estado en que los extremos se mezclan sin dificultad: lucidez y perplejidad, ligereza y sensación de profundidad. Impresión de revelación. Pero, en realidad, se tardará días y semanas en comprenderlo todo, en desenredarlo. Tal vez, toda una vida.”
“Lo que suele ser urgente es: hacer la compra, limpiar, llevar a arreglar el coche, hacer que los niños reciten sus lecciones, cocinar, trabajar… Lo que es importante es: reírse con los seres queridos, ver a los amigos, mirar cómo pasan las nubes por el cielo… En general, lo urgente es ruidoso y nos pone en movimiento; resulta difícil resistirse. Mientras que lo importante es silencioso, se deja olvidar, sin hacer ruido, con suavidad. Pero descuidarlo nos provocará poco a poco una profunda sensación de frustración o de vacío existencial, cuya razón no acabamos de identificar. Hasta que finalmente se comprende: ¿cuánto tiempo hace que no he mirado las estrellas? ¿Cuánto tiempo hace que no me paseo con los niños por el bosque? ¿Cuánto tiempo hace que no he pasado un domingo por la tarde junto a la chimenea charlando con los amigos?
¿Mucho? Hummm… ¿Y si esa fuese mi enfermedad?”
Christophe André - "Los estados de ánimo,
el aprendizaje de la serenidad"
26 comentarios:
Me gustó lo de la psicodiversidad...
Cuánto hace que no hacemos aquello que queríamos hacer?
Cuánto hace que no decimos aquello que queríamos decir?
Que ta si empezamos hoy?
Si nos lanzamos a volar como quiere el alma y no como queremos nosotros.
Que tal tal si nos volvemos locos de amor por un tiempo?
Cariños Buscador!
Querido amigo, es super interesante esta pequeña "picada" del libro. Francamente me gustaría leerlo porque, como bien dices, nos influyen tanto los cambios de ánimos que no entendemos.
Muchas gracias por la entrada y el consejo.
´Besos.
Los estados de ánimo son consecuencia de la pregunta: ¿Por qué buscais a los vivos entre los muertos? y sus derivaciones físicas y filosóficas. Un gran abrazo.
Gracias por estas recetas, seguro que si las ponemos a prueba muchos de nuestros estados de ánimo serían más llevaderos.
Besos y susurros cálidos
hola Bus :)
si, mucho...y me faltan el pluscuam y la cruz...regreso en cuanto pueda. Es tarde y tengo sueño. Besito
Hola ADRIANA,
bonitas proposiciones.
Seamos capaces de acometerlas, no más. Que ni siquiera su prolongada ausencia nos obligue.
Besos.
Gracias a ti, SUSANA, por tu visita.
Me alegro de que te guste.
Un abrazo.
Bueno IGNACIO, qué gran salto...
Más que el motivo por el que me dices eso, deberías plantearte el por qué lo piensas...
Un fuerte abrazo.
Hola YEMAYA,
si así hiciéramos, así sería.
Besos.
Hola ROWEN,
sí, mucho tiempo, cierto.
Te espero.
De verdad, gracias por tu visita.
Besos.
¡Muy bueno! No el poqué, que no nos lleva a parte alguna, sino el verlo. Cambiar una vida de paisajes exteriores por acodarme en la ventana desde donde los contemplo.
¡Gracias!
Interesante entrada que nos regalas para reflexionar sobre los estados de ánimo y su relación con el pensamiento.
Y me pregunto como podemos estar tan lejos de nosotros mismos que apenas sabemos nada de lo que nos sucede.
Nosotros mismos creamos esos estados de ánimo, nosotros mismos nos entristecemos o nos alegramos. El estado de ánimo es unicamente un mensajero al que debemos cuidar para que nos traiga esas cartas que hablan de nosotros mismos... no cometamos el error de querer aniquilarlo o premiarlo.
Un abrazo.
Eso mismo, QUOVADIS.
Dos tipos de pensamientos: aquellos que nos sumergen en la mente y los que apuntan hacia fuera. Busquemos los segundos, por medio de la observación.
Saludos.
Estoy contigo, GOYO, que debemos respetar esos estados de ánimo. Una vez hechos conscientes, tendremos la libertad de aceptarlos y de aprender de ellos.
Gracias por el comentario y bienvenido.
Gracias Buscador por estar en el Camino y ayudarnos a crecer. Escucharnos y darnos respuestas... Tanto ruido afuera que a veces no nos permite ir hacia adentro, donde están las respuestas.
Abrazote de luz, Mirta
Gracias a ti, LUZ DEL ALMA, por la visita y el comentario.
Besos.
Hola amigo, hace tiempo que no tenemos noticias tuyas...espero estès bien.
besitos!
Hola ADRIANA,
estoy bien, solo que los avatares de la vida me robaron por el momento los pensamientos que merecen la pena y sus palabras...
Gracias por recordármelo y por tu interés, de corazón.
Un fuerte abrazo.
Tambien te extraño Buscador, que los avatares devuelvan lo que no es de ellos!
Abrazo muy fuerte de luz amigo, que ilumine el camino... Mirta
Gracias, LUZ DEL ALMA.
Esos avatares me hacen un flaco favor: solamente aquí, me siento auténtico.
Un fuerte abrazo amiga.
A colación de tu entrada, mira que forma más humana, solidaria y bonita de inyectar ánimo a los demás, con las palabras indulgentes de un amigo. Gracias por tu comentario...a ti no te hace falta alas para volar, pero no sabes cuanto me alegra que me digas que mis micros te inspiran.
Un saludo compañero.
hola compañero como estas
no he sabido de ti en meses espero que todo te este saliendo bien
quizas has de estar ocupado o algo asi.
yo estuve ausente por unos problemas que tuve pero lo importante es que estoy aqui
un abrazo que este bien
...
; )
Gracias a ti, CARMEN, de nuevo.
Créeme que me cuesta escribir y de hecho, esta vez debe ser más grave de lo que parecía. Los relatos cortos me encantan, y si encima están bien escritos... imagínate. Espero que mis palabras fluyan en breve, me está costando demasiado.
Besos.
Hola JUGUETE,
no sé qué ocurrió con mis palabras, más que ocupación ha sido exceso de mala ocupación. Estar ocupado aquí, rodeado de buenos amigos es lo que más me agrada, sin duda. Lo demás, en mayor o menor medida, es una pérdida de tiempo.
Espero que hayas sabido jugar con tus problemas, igual de bien que juegas con tu mente. No pongo en duda que sabes hacerlo cada vez mejor.
Gracias, amigo.
hola:
es muy interesante este que nos comentas por que es una realidad que aveces no identificamos el por que de nuestro estado de animo y es una linea tan delgada entre una cosa y otra que nos confundimos y no distinguimos, creo que debemos meditar hacia nuestro interior las cosas.
my buena pagina y muy interesante, primera vez que la visito pero me gusto
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