miércoles, 23 de diciembre de 2009

El mayor de mis deseos



Deseo...

Que vuestro primer deseo
sea la paz atemporal,
la humildad,
la utilidad del sufrimiento que florece ante vuestros ojos,
y la vigilancia permanente sobre el resto de deseos...

...y que además éste...

...se cumpla.



¿Se puede pedir algo mejor?



Buscador de buscadores
os desea una Feliz Navidad
y un introspectivo año nuevo.

viernes, 18 de diciembre de 2009

Predisposición

Flores silvestres - Entorno del castillo de Zahara de la Sierra


La capacidad de aceptación de una evidencia
es directamente proporcional a la nitidez de su percepción,
e inversamente proporcional a la implicación
que ésta tiene en nuestras vidas.

"Allanad los caminos..."

Este es el principio fundamental del crecimiento,
pues recursivamente y ante su fiel defensor,
exhibe nuevas evidencias, diluye los blindajes,
y le hospeda en ellas...


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viernes, 11 de diciembre de 2009

Visto y no visto

Mi reloj y unas flores de mi jardín

¿Tienen reloj de pulsera?

Obsérvenlo.

Al dirigirle la mirada, recordarán esto, ahora y siempre:

Porque vieron al relojero, dirán que estoy como una cabra,
si afirmo que el reloj existió perpetuamente, o se hizo a sí mismo,
sin que un tercero interviniera en su creación...

¡¡¡ Cuánto más complejos que esta maquinaria
son el universo y sus leyes (relojero incluido) !!!

¿Qué opinarían ante una afirmación similar aplicada al cosmos?

Amables lectores, lo dejo a vuestra inestimable consideración...

(sólo si tienen un reloj en la muñeca, claro)

viernes, 4 de diciembre de 2009

El ojo de cristal

Patio del pozo - Alcázar de Segovia

Dicen que para resolver un problema, primero es preciso percatarse de su existencia.

En sueños, me he visto reflejado en un pozo siniestro de aguas oscuras, donde mi silueta se recorta vivamente sobre un cielo a veces grisáceo, y en ocasiones estrellado.

Es tal la desconfianza hacia todo cuanto veo, que las imperfecciones de aquella imagen, despiertan en mí serias dudas acerca de la posición que ocupa realmente mi reflejo y el lugar que ocupo yo. Buscando al verdadero culpable de esta distorsión visual, y como en un juicio justo, doy la absolución a la turbidez de las aguas, al eco del viento allí atrapado, e incluso a la razonable distancia que se interpone entre mi rostro y aquella superficie opaca, para acabar descargando toda la responsabilidad sobre mi propia percepción de la realidad y de mi esencia.

En esta fase del sueño, llevo las manos a la cara y comenzando por el izquierdo, me palpo los ojos, tanteando sigilosamente, como el que busca el arma del delito.

Ante mi asombro, descubro una dureza inesperada tras el párpado.

Armado de valor, uso una mano para abrirlo, y con la otra introduzco el dedo pulgar hasta el fondo, y luego el índice por el otro lado. Así consigo extraer una pesada esfera de cristal, que mantengo perplejo entre ambas manos.

A continuación, con un gesto despiadado, la dejo caer al pozo, mientras sigo observando allí abajo mi reflejo imperfecto, ahora más tenue y aún si cabe, más desfigurado.

Mi asombro todavía pervive cuando, superpuesta a esta imagen, percibo la visión vertiginosa de las paredes oscuras del pozo girando alocadamente, mientras el ojo de cristal avanza hacia el abismo, atraviesa el reflejo humilde de mi propia miseria, y se pierde en las profundidades inhóspitas de aquel infierno atroz.

Debe reposar ya en el fondo y mirando hacia arriba, cuando la componente dinámica de aquella doble percepción se estabiliza, dando paso a la estampa de un ojo, reflejada bajo la superficie del agua, en un escenario irregular de piedras calcáreas. Aún avanzo más hacia la locura y las dudas se multiplican, cuando llego a apreciar una tercera imagen tras las anteriores, mucho más difusa, de mi propio rostro.

¿Dónde me hallo?

¿Acaso no estoy arriba, observando mi reflejo en la superficie a través de la información que mi ‘único ojo sano’ continúa enviándome? ¿Me encuentro tal vez en el fondo, mirando mi rostro a través del agua? ¿No será que puedo ver desde allí abajo, a través de aquel ojo inerte, que también se observa a sí mismo reflejado en el aire?

Es entonces cuando mi consciencia, a punto de desfallecer, saca fuerzas de flaqueza.

Con una maestría inusual en mí, comienzo a enfocar esta superposición de diapositivas inconexas. Aunque mi única certeza sigue siendo la de habitar un mar de dudas, la imagen resultante, un poco desdoblada todavía por el primer reflejo, parece derrochar nitidez y mostrarse reveladora, sobre un cielo a veces grisáceo, y en ocasiones estrellado.

Hasta el ojo de cristal, aparece en su lugar, incrustado en mi rostro…

Cuando despierto de aquel enigmático sueño, mi agitación persiste hasta comprobar el tacto blando de mis párpados, a lo que sigue una fe ciega hacia todo cuanto veo, así como la ausencia aparente de problemas, y de cualquier duda ante lo que soy y el lugar que habito.

No obstante, hoy me embarga un deseo irrefrenable de volver al pozo oscuro. Dormiré mi consciencia a este mundo, para viajar hasta aquella perforación arcana, mausoleo de miradas, galería de lo insondable…

… y arrojar allí mis ojos cristalinos… ambos.


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viernes, 27 de noviembre de 2009

El domador de estrellas

Higos brevales - Sendero desde El Bosque a Benamahoma

El silbido estridente de un tren de cercanías le despertó al alba.

En un salto, tuvo la destreza de tomar el desayuno, asearse y engalanar su aspecto. Le sobró tiempo incluso para leer el periódico, pero en su ausencia, prefirió dedicarlo a retirar los cartones que le habían servido de refugio en un hueco lateral de la estación, y a los que sin duda, debía la vida. En una noche helada como la que había sido, el fuego no quema, y las serpientes aprovechan para desprenderse de su piel, soldada a las piedras.

Sólo le bastó dar unos pasos para situarse junto al vagón de cola, adonde acudían presurosos un sin fin de individuos colmados de aspiraciones, para fulminar el vacío de sus asientos tapizados.

Como en un alistamiento, enfilaban el angosto acceso a aquella máquina.

Estaban todos: el comerciante encorbatado, la maestra de gafas afiladas, el joven avispado, el mentón del concejal, una exposición de besos a cuatro patas y el loro enjaulado de la falsa viuda. Vestida de extravagantes joyas, exhibía su rostro fruncido y barnizado por capas, en el que hubiera podido leerse el número de primaveras yermas, mejor aún, que sobre el tronco cortado de un árbol.

Desde la otra punta del andén, le entretuvo el ritual protocolario del maquinista antes de entrar en la cabina. Tirando el cigarrillo primero y ajustándose la gorra después, finalizaba el proceso animándole a ocupar asiento; invitación que rehusó con un breve ademán agradecido.

Un traspié de la mujer de los anillos, última de la fila, la hizo abalanzarse sobre el pasillo del vagón. Su jaula, convertida hábilmente en bastón, logró evitar una aparatosa caída (pero no al pobre animal…).

Las puertas se cerraron.

Desde fuera del tren, y a través de cristales ahumados, pudo ver el semblante impaciente e inconcluso de los pasajeros, otra docena más de besos, y el afán desmedido del loro, devolviendo al depósito alimentador los granos desparramados por el piso de la jaula, una vez que ésta descansaba ya segura sobre la falda de su propietaria.

Simultáneamente a todo esto, sólo él podía contemplar cómo el sol comenzaba a trepar entre álamos rosados de hojas inquietas, y cómo la hermosa algarabía de un coro de jilgueros, había tomado ya el relevo del canto pausado y a capella de una pareja de búhos…

… pero vayamos al grano.

Aunque la intención acumulada en el interior de los vagones hubiese bastado para mover el tren, la máquina rugió, y un pitido fino y prolongado avisó de la inminente salida de aquel contenedor de propósitos.

Huyendo de sí mismo, se perdió en el horizonte.

Ante sus ojos solitarios, ahora se mostraba sobre la vía la profundidad del bosque, el vacío auténtico, genuino, antes disfrazado de falsas carencias.

Con un primer paso en firme… se dispuso a llenarlo.

Siguiendo los rieles, caminó durante horas de extraña duración; longitud temporal indefinida entre la brevedad de cualquier dicha y el suspiro eterno del que agoniza.

Era muy consciente de la travesía que tenía por delante. Sin embargo, no pensaba en las montañas que aún había de atravesar. Tampoco le pudo la soledad del valle que se abría ante sus botas harapientas, tan útiles como apreciadas. Y ni siquiera llegó a importarle lo que hubiese allá donde alcanzaba su sombra. Su atención, se había atrincherado en cada paso. Era allí y en ningún otro lugar, donde su vida se desgranaba…

Por encima de todo… quería estar presente.

Vías y traviesas servían de diques, delimitando numerosos charcos de agua cristalina, donde saciar su sed. Procuraba esquivar la imagen de su propia envoltura allí reflejada, corteza que malvendía su bello contenido a otros, y que no estaba dispuesto a comprar a tan bajo precio…

Cuando le asaltaba el apetito, las ramas próximas de los árboles le parecían mangas estiradas de apuestos camareros, que ofrecían irresistibles higos (sólo en apariencia), un ramillete de bellotas maduras, o cualquier otro manjar que fuese de su agrado en aquel momento.

Su mente, cansada ya de severas dietas, había tenido que emigrar muy lejos, y ahora ocupaba un puesto renombrado en una prestigiosa compañía de títeres. De vez en cuando, le enviaba recuerdos, a los que él siempre contestaba con respeto… hasta tal punto era así, que iba personalmente a saludarla, en el acto.

Al llegar a la estación de destino y sobre el último tramo de la vía, pudo apreciar que, como el sol, ya acariciaba la ciudad… fiel reflejo de sí misma.

El trayecto había llegado a su fin.

Volviendo la mirada atrás, agradeció al bosque su compañía, el cual quedaba ya distante. Aquella composición inaudita de tonalidades encendidas, parecía sonrojarse, para luego sumirse en la oscuridad más estéril…

Fue su agotamiento, el único responsable de la existencia tras de sí de una banqueta de madera, sobre la que tomaron asiento él, y su soledad. Aún pasaría un buen rato allí antes de acostarse. Transcurrida la noche entre cartones, volvería una vez más sobre sus pasos.

Llevándose la mano al pecho, extrajo del bolsillo de su chaqueta la única y más preciada de sus posesiones después de su indumentaria: un pequeño caramelo enrollado en papel añejo con figuras ilegibles, regalo de su infancia, y que no había sido nunca desenvuelto.

La aparente irrelevancia del camino recorrido, sumada a la posible incomprensión hacia lo que aquel amuleto absurdo podría significar, sólo puede traducirse en la más absoluta incredulidad ante lo que aún quedaba por acontecer…

Con la mano entreabierta y la mirada fija en el cielo ya oscurecido, divisó a toda una eternidad de estrellas dirigirse hacia el cenit…

…venían a él, a pedirle un deseo.


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viernes, 20 de noviembre de 2009

Ira incomprendida (Reposición)

Atardecer en Medina Sidonia

¿Dónde estás cuando el fuego abrasa el horizonte?
¿Cuántas miradas bastan cada día para apaciguar su ira,
creciente como la ceguera?
¿Cuándo dejarás que sea éste, el ocaso de tu mirada...?

viernes, 13 de noviembre de 2009

Tejidos mentales (Reposición)


Corta el primer hilo, el más robusto y protegido y tira de él, verás toda una maraña que envuelve tu pensamiento y asfixia tu presente.

Corta el segundo, para comprender cómo se elabora ese entramado con tira-aflojas ajenos e incontrolados, siempre lejos de tu voluntad.

Tu tejedora no cesa de fabricar ese tejido que tan poco te agrada...

Identifica, corta y controla.

Identifica, corta y controla.

Identifica, corta y controla.

Identifica, corta y controla.

Identifica, corta y controla.

No abandones el presente.

viernes, 6 de noviembre de 2009

Verdadera riqueza (Reposición)

En la cima del monte Picacho (Alcalá de los Gazules)

Dejad que proclamen sus riquezas aquellos que, afinados sobre cáscaras de hormigón y sin presente alguno, se afanan por sustituir "ceros" por "unos" en el disco duro de alguna entidad bancaria, que yo seré, en estos parajes solitarios y mientras viva, el hombre más rico del mundo.

viernes, 30 de octubre de 2009

Monstruos de-mentes

Hormigas en la miel

Mi cabaña es pequeña.

En su mayor parte, está ocupada por la cocina, donde hago vida habitualmente. En el espacio restante, dispongo de un viejo camastro que ocupa el dormitorio en su totalidad, y un minúsculo aseo, si puede llamarse así, ya que sólo se trata de un váter empotrado en la pared del pasillo.

Realmente, no sé en qué momento comenzó todo.

Desde hace algunos años, vengo observando cierto desorden en la cocina, del que me declaro absolutamente ajeno. Además, desconozco si lo que cambió fue el orden habitual de las cosas en este recinto o, sencillamente, mi percepción del desconcierto que aquí y por entonces, ya reinaba.

Cada mañana, encontraba cacerolas en el suelo, cubiertos sucios desperdigados por doquier, cajones abiertos, especias desparramadas, y el abandono de un sin fin de enseres de cocina, cuyas extravagantes posiciones sólo podían estar rindiendo homenaje al propio concepto de... caos, en sí mismo.

Durante todos estos años, he pasado la mayor parte de los días limpiando y devolviendo las cosas a su sitio. Me ha sobrado muy poco tiempo para cocinar, mi mayor delirio, y como no debería ser de otra forma, degustar a fondo mis platos preferidos.

Lo realmente novedoso, aconteció ayer.

Mientras procedía a retirar una sartén del suelo, y entre los restos de una vasija, me sobresaltó el movimiento repentino de una enorme cola de lagarto, de al menos dos metros de longitud. Arrastrada por quién sabe qué extraña criatura, se deslizó sobre el alféizar de la ventana, desapareciendo en el acto, entre el espesa hojarasca del árbol que ciega prácticamente esta abertura.

Otra porción de susto exacerbado casi acaba conmigo cuando, en un rincón, camuflado entre las oscuras volutas que adornan la alacena, un espectro peludo con credenciales de monstruo y brazos en cruz, cambió, ante mi mirada e inexplicablemente, su rostro atroz por una nuca calva y arrugada que resultó hasta graciosa, para darme la espalda y tomar en sólo un segundo, el mismo camino que su antecesor...

Tras recuperarme de aquellos sobresaltos de infarto, con sudor frío, tembloroso y alerta ante lo que aún podía encontrar, pude percatarme de que el trabajo estaba prácticamente acabado, salvo un par de artilugios que recogí del suelo y una cuchara usada con restos de miel, que permanecía aún sobre el escurridor.

Una hilera de hormigas acudían allí presurosas desde la ventana.

Ante mi asombro, y sólo con la persecución de mis ojos, aquellas hormigas cambiaban súbitamente de sentido, en dirección al exterior, como si de un reguero de pólvora encendida se tratara...

Hoy, he comido bien.

Aún permanezco absorto ante lo sucedido ayer. Ahora que despunta la noche, ante esta ventana, me pregunto qué habrá sido de esas criaturas inmundas, que a buen seguro no volverán a molestarme. Sin duda, puedo dar fe, del majestuoso e inexplorado poder de la mirada...

Creo que mañana saldré a podar ese árbol, cuyas tupidas ramas me impiden ver más allá y oscurecen...

¿¿ QUE HA SIDO ESO... ??

¡¡¡ DIOOOSSSS !!!


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viernes, 23 de octubre de 2009

La sonrisa invertida

Océano Atlántico - Novo Sancti Petri (Chiclana de la Frontera)

Sería difícil de averiguar, en qué momento la justa combinación de presión, temperatura y humedad llegó a conferirle el volumen mínimo necesario para ser distinguida de aquella atmósfera caótica en la que se encontraba.

La curvatura perfecta de su superficie esférica, no sólo reflejaba, con cierta amplitud visual desmedida, todo aquello que en apariencia no era, sino que además servía de envoltorio engañoso de su individualidad sólo temporal, con respecto a una nube grisácea que le proporcionaba el sustento.

Durante el primer aliento de su existencia, pudo jugar a la danza del viento, entre un sin número de iguales que surgían con sutileza y en aparente desorden a su alrededor, pero justo allí donde tenían su espacio reservado, y fue la creciente verticalidad en los movimientos inicialmente horizontales de aquel baile prematuro, la que acabó con su niñez y la introdujo en un nuevo mundo gris-azulado, mucho más nítido y extenso.

La cercanía galopante de otras esferas cristalinas más voluminosas cada vez, acabó mostrando su propia pequeñez, a lo que respondió tragándose a todo aquel semejante inferior que encontraba en su camino, en el acuerdo común de no abandonar la competitividad de aquella carrera vertiginosa, en picado... y en caída libre.

Finalmente y como no, antes de ser atravesada por los inéditos rayos de un sol caído que asomaba perplejo entre nimbos encendidos, y con el último reflejo piadoso de una sonrisa invertida multicolor, fue a estrellarse contra su propio origen, asesino de su falsa identidad, de donde provino.

La inmensidad del vasto océano, le daba la bienvenida...


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viernes, 16 de octubre de 2009

Pienso-miento (Reposición)

Obsérvate, pero no en un espejo.

Estudia el rostro de los demás, sus gestos...

...cuando les hablas y fijan su mirada en algún sitio
mientras asienten con la cabeza, absorbidos por el pensamiento...

...cuando van solos por la calle y durante un segundo
mueven sus manos al compás de una mueca en su cara,
como si hablaran...

...cuando compran acalorados y con los ojos brillantes,
o quedan absortos ante algún anuncio publicitario...

...o imaginan lo peor de toda una eternidad futura que, aunque sin
duda es tan improbable e incontenible en cualquier momento
presente, puede ser, en un solo segundo, contenido y representado
como tal en la mente... y simultáneamente sufrido...

... o recuerdan un pasado igualmente selectivo, inexistente ahora,
e igualmente sufrible, en igual mente.

Observa cómo te miran... sin verte.

Ese eres tú.

Basta ya, de pensar... y de mentir.




Dedicado a JUGUETE MENTAL,
mi primer gran buscador.

viernes, 9 de octubre de 2009

La arruga del universo

Garganta de puerto oscuro - Ladera del monte Picacho (Alcalá de los Gazules)

...y entre montañas dicromáticas, alejado de los límites del condicionamiento, y bajo un cielo perfumado, horizontal y sobre todo, solemne, pude apreciar un pliegue de la realidad, rodeado de rúbricas de fuego:


El mundo, no sólo ha sido creado;

ha sido creado de forma

que resulte comprensible, inteligible,

y esto... es un dato a priori.


Es el Certificado del Creador.

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A mi regreso, y como en todo doblez que va y vuelve, observé un sin fin de contradicciones preestablecidas, dispuestas a contrarrestar la fortaleza demoledora pero vulnerable, de obviedades como ésta. Aunque no les dí la bienvenida, comprendí que tenían un papel muy importante en la vida, como salvaguardias de la propia libertad humana.

Y ahora, 'sólo' queda la eterna discontinuidad que esta arruga del espacio-tiempo, ha dejado en mi presente: el maravilloso efecto tardío sobre aquellas contradicciones inconscientes, inicialmente no resueltas...

viernes, 2 de octubre de 2009

Golpe de sabiduría (o La mirada albina)

Castillo de Olvera

Un vistoso ramo de flores golpeó con la fuerza precisa el féretro de aquel cadáver aún caliente, segundos antes de desaparecer bajo una espesa capa de arena. Los asistentes al sepelio, habían comenzado a retirarse tras la originalidad de las primeras paladas. Finalmente, terminaron por dejar en solitario al enterrador y a otros dos individuos que, como estacas, permanecían inmóviles al borde de la fosa, bajo una sombra interminable que se extendía hasta el infinito.

Un cruce de miradas húmedas entre ambos, colmadas de comprensión, dió luz verde a un abrazo efusivo de tal vigorosidad, que pareció ser el último, y tras mostrarse mutuamente las espaldas, tomaron caminos opuestos.

La trascendencia de este relato, llevó a nuestro nuevo protagonista a adentrarse aún más en el cementerio, hasta su centro. En este cometido, sólo tuvo que caminar hacia delante entre infinidad de sepulcros, cuya antigüedad parecía crecer varios años en cada paso. Sin salirse jamás de una franja sombreada de varios metros de ancho que le servía de guía, terminó justo a los pies de su destino: una torre de altura ilimitada, que no sólo rasgaba el suelo con su sombra, sino también el cielo, hasta el cenit.

A escasa distancia de aquella soberbia y extraña construcción, permaneció un rato inmóvil, intentando identificar bajo sus pies los restos de las tumbas milenarias que rodeaban en espiral su planta circular. Estas, ante su estupor, parecían exhalar cierto olor nauseabundo, en un suelo arenoso especialmente irregular en esta zona, donde adquiría un tono cobrizo.

Absorto ante tanto desconcierto, alzó la mirada a la torre. En su cara oscura, era incapaz de apreciar detalle alguno, salvo el leve contraste del hueco de entrada y su inminente escalera de caracol que ascendía casi desde fuera, como si cualquier desplazamiento horizontal estuviese prohibido en su interior.

Aún sin haberlo decidido, entró, y comenzó a subir...

La exagerada inclinación, tosquedad y vulgaridad en suma de aquella escalera de piedra, estuvo a punto de acabar, en pocos minutos, con toda la emoción contenida durante el acercamiento y acceso a aquella edificación tan arcaica, de no ser, por el atractivo y a la vez tétrico paisaje, que una ventana de arco en semicírculo y tupida reja cuadricular situada cada cinco cuartos de vuelta, mostraba ante sus ojos.

Aunque jamás había sentido tanta soledad como en aquel instante, pensó en el continuo flujo de personas que debía transitar habitualmente por aquella zona baja de la torre, por la infinidad de huellas que modelaban el barro atrapado en la porosidad de la piedra que pisaba.

Así permaneció, subiendo sin parar durante más de una hora, hasta divisar, ya al límite de sus fuerzas, un detalle que le sobresaltó.

Una ventana, similar a todas las anteriores por las que había pasado, carecía de reja. Tal vez, pensó, asomándose lateralmente, la explicación estuviera en la posición sobre el muro exterior, aproximadamente a medio metro del hueco, de una vieja campana de tamaño mediano de la que colgaba un trozo de cuerda, deshilachado en su extremo por el uso, y al que podría acceder si se inclinaba lo suficiente.

En el borde inferior de la campana y orientada hacia la ventana, pudo apreciar, no sin cierta dificultad, ilusoria a la luz de su creciente inquietud y sed de nuevos estímulos, una inscripción labrada en el metal, que llegó a comprender rápidamente y que le mantuvo extasiado durante unos minutos.

El pequeño descanso, motivado por el hallazgo de aquella novedad irrelevante en apariencia, y las sorprendentes vistas que a tal altura podía divisar, incluida la porción de suelo más cercana a la torre al carecer de obstáculos en la ventana, le aportaron la fuerza física y moral suficiente para continuar el ascenso.

A pesar de que aquella interminable escalera circular no se interrumpía al pasar junto a esta ventana tan singular, ni con otras similares que encontró más adelante, estas paradas constituyeron para él verdaderos puntos de inflexión, en los que no faltaba un manuscrito alentador, al pie de una campana cada vez más voluminosa.

El enunciado que encontraba, siempre añadía alguna novedad a los anteriores, cuya interpretación se relacionaba directamente con las posibilidades de comprensión del nuevo. Era como si dialogasen entre ellos.

Y así, subiendo y subiendo por aquella escalera, cada vez más limpia y ajena al trasiego humano, llegó a agotar todas las horas del día, en las que pudo observar, cada cinco vueltas, cómo la sombra eterna de la torre se arrastraba barriendo el horizonte. En el lado opuesto, un sol ralentizado, embrujado ante la perseverante locura de sus pies, protagonizaba el ocaso más largo de su vida...

Llegada la oscuridad más absoluta de la noche, el adiestramiento había sido tal, que aún podía caminar mejor y más rápido. Aunque llegó a temer por la posibilidad de que algún cambio estructural en el camino le hiciese tropezar y caer, o lo que él consideraba peor, que la falta de luz hiciese ininteligibles las inscripciones que iba encontrando a su paso, se sorprendió al descubrir que éstas, emanaban luz por sí mismas, y le otorgaban la valentía suficiente para seguir caminando... incluso a ciegas.

Al amanecer, cuando las sombras aún se esparcían por igual en todo el cementerio, y ante la absoluta indiferencia de sus piernas que seguían con su trabajo, pudo apreciar tras una reja, con una mirada acertada y fugaz, la figura lejana del enterrador ocupado en sus labores junto a una carreta.

Muy pronto, la oscuridad se cobijaría bajo el amparo de la torre, para comenzar a desfilar por toda aquella extensión de terreno, de izquierda a derecha. A estas alturas, aquel extraño campanario, una apreciada intuición y su propio esfuerzo, le habían aportado justo lo imprescindible para continuar allí y seguir subiendo...

Superó tantos escalones como reproches podía tolerar la solidez de sus principios, y una vez más, colmado de ilusión, se asomó lateralmente por otro hueco de ventana. En la base de una enorme campana cogada de una robusta viga de madera por el exterior del muro, fue a toparse con una inscripción que, por primera vez, no alcanzaba a comprender.

-No es para mí- pensó.

En aquel momento, los cimientos sobre los que sustentaba su gozo, cayeron como una torre de naipes, y permaneció cabizbajo y reflexivo, en un intenso enfrentamiento consigo mismo.

Al cabo de un buen rato de permanecer allí, inmóvil, y ante su asombro, una alegría inigualable que sólo él podría describir, inundó su ser. Afortunadamente descubrió, que la sinrazón de aquellas palabras inconexas constituían la última pieza que faltaba en el puzzle de su propio entendimiento, y éste, en su conjunto, obró el milagro...

Un toque grave y pausado de campana resonó en varias millas a la redonda.

Aunque queda abierto a la interpretación del lector en qué instante de este relato la vida habitó el cuerpo de este individuo y en qué momento lo abandonó, he de decir que tardó nada menos que un minuto en llegar al suelo, y que el golpe resultó notable entre los suyos y, por su virulencia, digno de ser recordado.

Fue el propio sonido del impacto el que acabó con el descanso de dos bueyes que, atados a una carreta y adiestrados para la ocasión, sólo tuvieron que andar unos pasos para situarse junto al desconcierto de aquel organismo inerte. Con total indiferencia y con el mismo trato que le hubiese dado en vida, el enterrador tomó el cuerpo y lo arrastró hasta la carreta.

Aquel tipo desconocido, de astutos andares curvos, aunque rectos en apariencia, aún tenía por delante un buen trecho que caminar por la alfombra oscura, hasta llegar a su destino. Bajo un sol de justicia, y al pie de una fosa cavada en el crepúsculo de la mañana, aguardaba ya una multitud que había sido atraída por el toque funerario.

Pronto llegaría el enterrador... y la interminable sombra.

Una vez iniciada la marcha y tras acuciar a golpe de vara a uno de los bueyes, dirigió la mirada hacia atrás. Con una sonrisa burlona y exhibiendo unos ojos extremadamente claros, casi blancos, pudo leer aún a cierta distancia y en la penumbra, una frase tallada en piedra, sobre el hueco de acceso a la torre.

Traducida desde la oscuridad, decía lo siguiente:

"El hombre muere cuando más sabe"


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viernes, 25 de septiembre de 2009

Calma aparente

Castillo de Hércules - Playa de la Barrosa (Chiclana de la Frontera)

Cuando miro al mar, solo veo reflejos en su superficie, y cuando me sumerjo en él, no consigo verlo, pero llego a experimentarlo y soy mucho más consciente de lo que esconde.

Estoy cansado de consejos inocuos, que me incitan una y otra vez a dirigirle la mirada.
Al mar, como a la vida misma, pero sólo superficialmente.

Superficialmente, al hacernos diestros en la falsa virtud de atajar problemas indefinidamente, como una burbuja que emerge sigilosamente desde el fondo, para acabar flotando justo allí donde la podemos alcanzar, o simplemente divisar, tal vez disolviéndose en otra mayor, pero siempre en solitario, como única culpable de nuestra desgracia.

Superficialmente, al dejarnos llevar por el placer de esos instantes de aparente tranquilidad, entre burbuja y burbuja, en los que parece que todo está bien. La mente, no sólo se nutre de lo amargo, sino también de lo dulce, y tiene nuestra total complicidad en éste caso para saborear el postre al final del banquete y seguir ejercitando, desde lo más profundo, el arte del secuestro...

Y cuando me sumerjo en él, no consigo verlo, pero llego a experimentarlo y soy mucho más consciente de lo que esconde...

jueves, 17 de septiembre de 2009

A contraluz

Garganta de puerto oscuro - Ladera del monte Picacho (Alcalá de los Gazules)

Todo aquel que me conoce, sabe que soy hombre de pocas palabras. Y todo aquel que me conoce mejor, sabe que hay ciertos temas de especial trascendencia para mí, sobre los que podría hablar durante años, sin que nadie pudiese hacerme callar.

Trascendencia vital que, en ocasiones y rozando lo absurdo, se antepone a la de mi propia existencia, hasta el punto de llegar a ser ésta considerada como encubridora necesaria de la búsqueda, del desarrollo y la resolución de mis inquietudes; mi vida, como 'tapadera' de mis adentros.

Sin intención alguna de entrar a valorar las ventajas e inconvenientes que este particular 'sentido de la vida' o 'razón de ser', desgraciado en apariencia (incapaz sería a priori) y que ante todo me hace distinguir entre 'el ocaso de la mirada' y 'la mirada del ocaso', me gustaría exponer hoy una historia, acontecida en uno de mis largos paseos por el bosque, en los que -casi siempre- termino por fundirme con la naturaleza.

Llevaba ya casi dos horas caminando entre alcornocales; árboles que daban ya cobijo a un sol especialmente anaranjado, cuando me topé con un hombre de mediana edad que debía proceder del lugar de mi destino. Con un ademán interesado, me invitó a detener la marcha, para dirigirme a continuación la palabra.

Me preguntó sobre el camino que tenía yo a mis espaldas, con la curiosidad de saber si sería capaz de alcanzar su meta, antes que el sol, para no quedarse completamente a oscuras.

Mientras le explicaba la travesía que aún tenía por delante, me llamó la atención la extraordinaria dedicación (casi devoción) con que ambos, nos entregábamos a aquel diálogo.

La conexión era total.

Podía observar cómo cada palabra dirigida a mi interlocutor, producía diminutas ondas sobre el tejido muscular de su rostro, y una mínima variación en el tono empleado, parecía traducirse en descargas eléctricas que alteraban la pronunciación de sus cejas y la amplitud de las cuencas de sus ojos, seguido de una leve sacudida de su cabeza justo allá a donde se dirigía en cada momento la fluctuante frecuencia de mi voz. Entretanto, su mirada era capaz de contrarrestar a la perfección los movimientos de mi cabeza, los de mi cuerpo, y todos los suyos, para converger fielmente en mi entrecejo. En suma, tenía la impresión de estar, por medio de una infinidad de hilos invisibles, apoderándome de sus impulsos, e incluso inaugurando aquella nueva extensión de mi propia musculatura…

No recuerdo qué estaba yo diciendo en aquel momento cuando, de forma repentina, su rostro cristalizó. La tensión acumulada en sus facciones se esfumó paulatinamente durante el transcurso de poco más de un segundo y sus pupilas, coincidentes aún con las mías, se abrieron hacia el infinito, antes de permanecer inmóviles e indiferentes a cuantas interpretaciones gestuales hacía yo mismo de mis propias palabras.

Parecía un embrujo.

Me había abandonado a mí, y conmigo, toda percepción de su realidad externa. Su mente, aprovechando un cruce de caminos, había tomado las riendas de su vida y ya no había presente para él.

Mientras podía observar a cierta distancia cómo el torrente de mi voz continuaba impasible ante tal encantamiento, no pude yo resistirme a realizar ciertos experimentos, con tímidos cabeceos, más y más prolongados cada vez, como péndulo acomplejado ante la pasividad de sus ojos, y cuyo objetivo no era otro que testimoniar la ñoñez de aquella mirada perdida.

Mi descortesía llegó a tal extremo, que me vi situado justo detrás de aquel sujeto, hablándole a un oído y después, al otro; cacheándole sin tocarle, para luego sentir que me alejaba sigilosamente de espaldas, casi bailando, y jugaba a encajar su contorno con el de la espesa arboleda que, más adelante, parecía abrazar el camino.

Las palabras, continuaban resonando a lo lejos sobre aquella silueta a contraluz, solitaria e inmóvil, y hacían eco entre montañas dicromáticas, bajo un cielo perfumado, tardío y sobre todo, solemne, en cuya comprensión, pude apreciar un pliego de la realidad, certificado del creador, que no merece ser descrito aquí.

Y entre palabras exiguas, casi de otro mundo, y justo antes de ver a un Santo bajar del cielo, llegué a percibir una palmadita en el hombro, y el asalto de otras palabras mucho más nítidas, que no habían sido articuladas por mí:

- Eh, oiga, pero… ¿me está escuchando?... se me hace tarde, y quería saber… –

----- -----

Aquel día, el rasero de medir mi superación, descendió al nivel de mis limitaciones. En aquel intento desacertado de ser uno con la naturaleza, resulté de nuevo secuestrado y dejé de ser… Quedó a mis ojos demostrado, que el ciego que aprende a ver, comparte aún la misma ceguera que el sano…

…¿me está escuchando?


Safe Creative #0911154884180

domingo, 13 de septiembre de 2009

Premio Príncipe


Aunque no creo merecerlo (y como siempre digo: ahora me expongo al peligroso riesgo de creérmelo), tengo el honor de recibir este premio por parte de SOY LO QUE SOY, autora de uno de los mejores blogs que he visitado hasta el momento:


¡¡¡ Gracias SOY, tú has de ser hallada !!!

martes, 8 de septiembre de 2009

Lucidez arquitectónica

Ocaso sobre San Fernando

Nunca comprenderé por qué añoramos tanto a la SUERTE y nos afanamos en cambiar la realidad para ser más felices. Si somos incapaces de aceptar LO QUE ES, ¿de qué servirá cambiarlo?... ¡¡¡ no dejará de ser LO QUE ES y seguiremos sin aceptarlo !!!

¿Qué tal un pequeño ejercicio y le damos la vuelta?

Si quieres que se cumplan todos tus sueños, si quieres suerte a raudales... ¡¡¡ abraza la realidad, lo que eres y lo que tienes !!!... sé como el preso que ama su celda... y no te confundas, que no habrá nunca un ejercicio más inconformista, de mayor lucidez y rebeldía, que aquel que se enfrenta a LO QUE NO ES, y consigue cambiar la realidad... aceptándola.

Sólo de esta forma, deseando todo cuanto tienes, llegas a tener todo cuanto deseas, y sólo entonces y ante tu sorpresa e indiferencia, el cambio fluye... aceptando por fin y para siempre, LO QUE ES y su dinamismo, sea lo que sea y sea el que sea.

Al fin y al cabo, y esta es mi humilde opinión, aquello que llamamos SUERTE, no es más que la coincidencia entre la voluntad de Dios y la de los hombres...

"La piedra que desecharon los arquitectos..."

martes, 1 de septiembre de 2009

Escombros de crecimiento

Ruinas del poblado de Sancti-Petri (Chiclana de la Frontera)

A ti, compañero infatigable y eterno, sombra de mi sombra, cumbre de la autosuficiencia, comediante absoluto del relativismo...

A ti, que deambulas escondido entre rincones de fronteras semiquebradas y duermes despierto detrás de un pelo; alimentas tu astucia de los escombros de mi superación, y osas oler a podrido, si con ello aparentas estar muerto.

A ti, aquel que, únicamente para ser más, se proclama extraño y singular, generoso y humilde, víctima y enfermo; abandonado, para sentirse único; para no ser creado, fruto de la nada; uno más, para añadirse el signo...

A ti me dirijo, y no olvides ésta, mi máxima, que no la olvidaré yo, para no perderte el rastro:

No te he aniquilado, no has muerto, y jamás voy a poder contigo...

...que a cambio acallaré por siempre aquellos ecos de arrogancia, poder y sabiduría maltrecha, que resuenan galopantes e interminables en este vasto espacio de mi conciencia, ahora dilatado...

...y no me cuentes más de mis anhelos, mis carencias, ni siquiera de mis grandezas, no quiero oirte hablar de Dios, de su ausencia...

...que sólo queda creer ciegamente 'en' aquel que demostró con hechos...

...haberte derrotado.


A mi ego.


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viernes, 28 de agosto de 2009

Muscidae Occasus

El crepúsculo (Salinas de San Fernando)

Se había decidido por fin a abandonar aquel espacio reducido y polvoriento.

Conocía con exactitud todos y cada una de las columnas blancas que se alzaban en varios niveles y que cubrían casi en su totalidad uno de los laterales de aquel solitario habitáculo.

Desde el lugar donde se encontraba, podía contemplar muy bien la vacuidad del plano opuesto. Su cercanía, explicaba la extenuación al que le habían llevado los repetidos cambios de dirección de sus últimos desplazamientos.

Con una velocidad prodigiosa, giró su cuerpo justo lo suficiente para alinearse con los últimos rayos de sol que penetraban por el vértice superior de un hueco practicado en el lateral estrecho; hueco, que un día antes había permitido su entrada a un nuevo mundo rectilíneo y que ahora le ofrecía, por segunda vez, la posibilidad de contemplar multiplicada por mil y como si de una exposición de gradientes dinámicos de color se tratase, la belleza de aquel ocaso, sobre hileras de espejos plateados y montañas de sal.

Justo cuando el penúltimo rayo abandonó el último fotograma de su colmena visual, dió media vuelta tan rápidamente, que aún pudo apreciar la agonía del último hilo de su propia sombra. Sin duda alguna esta vez, una hora más tarde, hubiera sido capaz en total ausencia de luz, de entrar y salir sin percance alguno de todos aquellos agujeros de borde brillante al pie de cada columna, en cuyo interior, entre cantos de papel amarillo, había estado sembrando su propia descendencia.

Pero ya estaba decidido.

Con un movimiento casi inapreciable como de estremecimiento, pareció menguar a la posición de salida y acto seguido, se lanzó al vacío.

Una vez alcanzado en línea recta su objetivo: un fino halo vertical resplandeciente, otrora grueso a merced de las corrientes de aire, ya había descendido lo justo para situarse a media altura y... con un quiebro en firme, sólo faltó el trazo de media elipse cuasi perfecta para hallarse fuera.

Abandonado ya el hastío de lo conocido, sobrevoló con lentitud un prolongado y claro recinto sobreiluminado y siempre rectangular, para acceder a otro, mucho más espacioso y cúbico, donde la luz se repartía de forma desigual entre alargados focos deslumbrantes desde lo alto y algunas imágenes dinámicas estampadas a un lado, que captaban la atención de ciertos seres enormes y extremadamente torpes de movimiento. El lado opuesto, a sus espaldas y carente de objetos, mostraba un generoso hueco al exterior que había estado aportándoles luz, sólo eso, y ahora, convertido en crepúsculo, ya no contaba para ellos.

Nada más entrar, fijó su atención en un punto vacío, céntrico, equidistante de todo cuanto allí había y una vez más, con decisión, se dispuso a alcanzarlo.

Aproximarse a aquel lugar imaginario, le aportaba seguridad, al tiempo que lograba disipar toda la incertidumbre e inquietud acumuladas durante la nueva travesía. Lo cruzó con la exactitud de un relojero, percatándose poco más allá de que empezaba a alejarse y entonces, retrocedió bruscamente.

Así se mantuvo. Zigzagueaba sobre el plano ecuatorial de aquella sala,... siempre buscando el centro.

Los nuevos olores y la variedad de formas percibidas, conseguían distraer progresivamente su atención y alterar sus vaivenes, haciéndolos cada vez más prolongados y periféricos. Parecía incluso mostrar la apariencia de estar firmando su destino... De ser cuantificable, hubiera podido demostrarse la asombrosa proporcionalidad directa entre lo que distaba de aquel punto céntrico virtual y el irrefrenable deseo hacia lo desconocido, así como la proporcionalidad inversa entre éstos, y la ya diluida sensación de paz y seguridad, derramada en cada nuevo estímulo.

Y así, embriagada por aquella atmósfera pintoresca que era ya reconocida a escasa distancia entre numerosos torbellinos y piruetas varias, se dejó caer, no sin cautela, sobre una superficie a primera vista curva y heterogénea, que al instante resultó transitable y porosa, después cálida y apetecible, y finalmente... salada.

El éxtasis duró sólo un segundo.

La leve inclinación percibida bajo uno de sus apoyos traseros, cambió drásticamente su proyecto vital, centrado ahora en un único objetivo: la huída. Con cierta urgencia exagerada preparó la posición y levantó el vuelo. A escasa distancia pero a salvo, pudo observar la ejecución completa de la amenaza anunciada: una sacudida de velocidad ilusoria con que aquella protuberancia exquisita pero hostil, le mostraba su rechazo y abandonaba su posición original, arrastrando una oscura y enorme plataforma rectangular y perdiéndose con ella más allá de lo relevante.

En su lugar, quedaba al descubierto una porción considerable de otra planicie mucho más extensa y brillante, sobre la que se apoyaban algunos objetos muy atractivos, los cuales habían sido en número y tamaño suficientes, como para hacerla inapreciable justo hasta ese momento.

Con su firmeza habitual, descendió para analizarlos y... mientras avanzaba a pasos entrecortados, ocurrió...

Una sombra repentina desde atrás le impulsó a retomar el vuelo hacia delante, pero esta vez la urgencia era tal, que tuvo que omitir ese movimiento reflejo imprescindible para tomar velocidad. Tras un salto en oblicuo y mientras conseguía elevarse a duras penas, se percató al fin de lo que, irremediablemente, ya tenía encima....... mmmm......

......cabalgata de imágenes......

......silencio......

......inclinación......

......vértigo......

......y otro golpe, mucho más tenue y lejano, ya casi inapreciable, para acabar allí afuera, en la soledad de su última percepción:

Mientras un manto rojizo seguido por otro sin color iba cubriendo de un lado a otro y cariñosamente su múltiple exposición visual, se ancló allí, en el último fotograma, refugio de su vida, para recrearse por última vez en la majestuosidad de aquel crepúsculo, sobre hileras de espejos plateados y montañas de sal.

Ahora el centro...... ocupaba su lugar.


Safe Creative #0911134875337

lunes, 24 de agosto de 2009

El yo y el conmigo

Loma del Puerco (Chiclana de la Frontera)

"No puedo seguir viviendo conmigo. Ese pensamiento se repetía en mi mente una y otra vez. Entonces, de repente, me di cuenta de que era un pensamiento muy peculiar: ¿soy uno o dos? Si no puedo vivir conmigo, debe de haber dos yoes: el yo y el conmigo con el que ya no puedo vivir. Quizá, pensé, sólo uno de los dos sea real."

Eckhart Tolle

jueves, 20 de agosto de 2009

Tengo un problema

Nubarrones sobre el río Iro (Chiclana de la Frontera)

Cuando crees que tienes un problema... ¿no tienes la sensación de estar ante una gran nube oscura y amenazante?

Analicémoslo.

¿No es cierto que la preocupación originada por el problema está siempre basada en acontecimientos pasados o miedo al futuro? ¿No podrías seccionarla en infinidad de supuestas 'implicaciones negativas' que afectan a tu persona, ya sea directa o indirectamente, aplicadas a un gran número de situaciones pasadas o aún por venir en tu vida?

Pues bien, aun suponiendo que todas estos efectos sean realmente negativos, que ya es suponer y es otra historia, debes tener en cuenta esto: el momento que vives no podría soportar tanta negatividad simultánea, pero tu mente se encarga de hacértelo creer. Toda esa 'masa' negativa que imaginas contenida en la nube que se acerca o se aleja y no puedes dejar de observar, es incontenible en el presente, en el único instante en el que te encuentras y llegas a experimentar. Pero tu mente se lleva muy mal con el estado de 'presencia' y te hace salir de aquí una y otra vez.

Si no te convence esto, dime,

¿tienes algún problema ahora?

No ayer, ni hace una hora, ni siquiera diez minutos, ni dentro de cinco, ni después, ni a partir de mañana, ni el mes que viene, sino justo en este momento, ¿lo tienes? ¿verdad que no?

Esa es tu vida.

Siempre ha sido así y siempre lo será. Ocúpate de ella, pero en serio.

Personalmente, me ha aportado mucha positividad darme cuenta de que los problemas son como las nubes...

...sólo oscurecen en la lejanía...

...pero tengo un problema:

mi mente lo sabe...

lunes, 17 de agosto de 2009

Radiografía de un pensamiento (II)


Me preguntaba, ¿qué creemos que somos?

Si alguien dispuesto a escucharnos nos pidiera una descripción detallada de lo que somos, ¿qué le diríamos? ¿No es cierto que comenzaríamos por nuestros datos personales, para luego seguir hablando de nuestra profesión, formación, experiencia, relaciones, objetivos, etc?

Supongamos que este individuo nos contestara: -...pero eso es información registrada en su memoria... por favor, cíñase a la pregunta...- Seguramente nos dejaría un tanto dubitativos y desconcertados, incitándonos a realizar a continuación una descripción física de nuestro cuerpo, o tal vez otra antropológica y generalista del ser humano, para no vernos sorprendidos de nuevo por nuestro interrogador... y bla, bla, bla...

¿Es esto lo que somos?

Aunque todas las respuestas posibles pueden resultar más o menos prácticas, dependiendo del contexto en el que se formule la pregunta, permitidme que me sitúe en el contexto del lugar donde me encuentro para responder:

No puedo saberlo.

Esta simple respuesta no es una respuesta evasiva, un 'no sé' sin más. Es una afirmación a todas luces, con infinidad de implicaciones y 'efectos secundarios', una instantánea realizada a cierta distancia del proceso del pensamiento, descrito en el gráfico anterior, en la que se desplaza a un segundo plano toda la información referida a mi persona, gracias a la aparición del verdadero protagonista, aquel que hasta ahora ha permanecido impasible bajo el control mental, sencillamente porque no sabía de su propia existencia:


En este gráfico ya se ha producido la ruptura, se ha superado ese gran obstáculo de abstracción al que me refería y se ha generado el 'espacio' que permite la observación y la vigilancia permanentes. Este proceso de ruptura es instantáneo e irreversible y no requiere esfuerzo alguno, sino más bien al contrario, precisa de quietud mental y 'pensamientos flecha' (por aquí... por ahí...), como hilos observadores del falso 'yo' en el espacio exterior de nuestra mente, que pasa de 'controlar' a 'ser controlada' por el 'yo' verdadero, que ahora la envuelve.

El proceso posterior de separación es mucho más lento, a medida que los intervalos temporales de observación son más largos y más numerosos, de forma que al principio pueden tardar semanas en repetirse y progresivamente, con la observación de los resultados, van impregnando a diario todos y cada uno de los momentos de tu existencia.

La búsqueda y la experiencia de la ruptura y la separación descritas es única e intransferible en cada persona, lo que hace estéril cualquier intento de 'imposición' de cierto control mental que no sea por medio de la dependencia permanente hacia otra persona que ejerza los derechos de tu 'yo verdadero'.

El resultado es la acción directa y una percepción más cercana a la realidad, exenta de juicios mentales. El pensamiento positivo surge espontáneamente de esta nueva interpretación y manipulación de la realidad y de lo que 'creíamos ser', y la 'paz atemporal' tan anhelada llega a ser proporcional al espacio de observación logrado.

Me gusta asemejarlo a un oasis en el desierto, que va creciendo en extensión y multiplicándose, hasta que finalmente lo extraño no es el agua, sino la tierra...

(Continuará...)

miércoles, 12 de agosto de 2009

Mi ego afilado

Los Galayos - Sierra de Gredos (Avila)

Cuando te creas superior a los demás,
no irás mal encaminado,
si tienes claro lo siguiente:

"No soy yo el que piensa,
es mi ego el que lo hace por mí".

lunes, 10 de agosto de 2009

La cuestión fundamental

La vida sobre la muerte (El Bosque)

Un cardiólogo dijo:

"Cada día muere mucha gente de cualquier edad y no sabemos por qué".

Y yo digo:

Cada día nacemos más de 200.000 personas en el mundo
y no sabemos por qué.

Lo insólito no es la muerte, sino la vida.

sábado, 8 de agosto de 2009

Radiografía de un pensamiento (I)

Abusando de vuestra confianza y si no tenéis otra cosa más importante en la que pensar en este momento (seguro), vais a permitidme que en este post y otros sucesivos, pueda expresaros mi inquietud sobre un conjunto de 'pensamientos flecha' que ronda mi cabeza desde hace algunos años y ahora está causando una auténtica revolución interior en 'mi' persona. Digo y subrayo 'mi' persona, porque no me refiero a aquel que creía ser, sino al que soy, he sido y seré siempre.

Ante todo he de reconocer que no he descubierto nada diferente a lo que estaba ya escrito, sino más bien me he limitado a 'comprenderlo' y 'sentirlo' por mí mismo. La importancia de este concepto es trascendental, y no debe añadir conocimiento alguno a lo ya conocido, sino indicar la dirección a seguir a modo de 'vector' o 'flecha' como he mencionado antes, con la observación permanente del proceso y estado mental, hacia el control y la atenuación del pensamiento, la destrucción de la falsa identidad del 'yo' y he aquí la novedad... la vivencia o experimentación de la auténtica identidad de aquello que soy, a años luz de aquello que creía ser.

Sin ánimo de no ser comprendido, lo diré con otras palabras: dos formas totalmente antagónicas de interpretar la realidad y lo que somos, desde la perspectiva tradicional anclada en la identificación con el pensamiento, el sufrimiento emocional y la preocupación desbordada y vana por la realidad y la acción ya ejecutada, a la perspectiva totalmente nueva y exenta de esfuerzo, del encuentro conmigo mismo y la supervisión continuada de la actividad mental, que garantiza una percepción de la realidad mucho más certera, haciéndola a la vez menos sufrible y más moldeable, por medio de la acción inteligente.

Dos caminos queridos lectores, a elección. Cuando esto se ha comprendido, ya se ha elegido y cuando no... también (dije "...exenta de esfuerzo,...").

Para empezar, mostraré dos esquemas de las que considero ambas opciones.
El primero es el que sigue:


¿Qué creemos que somos?

(Lo que viene a continuación es un poco abstracto, y su comprensión tal vez constituya el 'punto de inflexión' o 'camino sin retorno' hacia la segunda opción, pero de ninguna forma es de excesiva dificultad para todo aquel que llegado a este punto, tenga el suficiente interés y la adecuada predisposición para digerirlo).


miércoles, 5 de agosto de 2009

Paz atemporal

Ruinas del poblado de Sancti-Petri (Chiclana de la Frontera)

Lo hayas experimentado o no, te lo recuerdo:

Cuando descubres que el momento que vives ahora, ya sea feliz o desgraciado,
siempre acaba dando paso a otro momento, también feliz o desgraciado,
te embarga una paz muy especial, que navega sobre las olas de lo efímero y lo pasajero, recreándose ante la ruina de la ruindad...

... sabiendo que todo es así y está bien.

sábado, 1 de agosto de 2009

Razón de ser

Barranco del paraíso (Almería)

¿Cuántas veces percibes durante del día tu 'estado mental', el trayecto de un determinado pensamiento, las diferentes sensaciones que te provoca, o la forma en que altera tu estado de ánimo? ¿nunca, 2, 5, 30, 150...?

¿Sabías al menos que esto no sólo es posible, sino que además ese 'darse cuenta' te sumerge en un 'proceso irreversible' de destrucción de tu 'falsa identidad del yo'?

En pocas palabras, desgraciadamente creemos que somos lo que pensamos ('lo que pensamos' = todo aquello que circula por nuestra mente), y justo cuando comienzas a observar tus pensamientos, comienzas a conocer a aquel que tenía una determinada idea sobre cómo eres, a aquel que creías ser, ubicándote eternamente en la planicie del centro, entre laderas de sufrimiento pasado y futuro...

... y entonces es cuando surge la nada...

... y te pierdes de tí mismo...

... y descubres que no sabes quién eres...

... y es entonces cuando estás más cerca de 'experimentarte'...

... pero igual de lejos de conocerte...

... pues jamás podrás hacerlo...

... porque el observador se ha fundido con lo observado...

... al observar una flor...

... de verdad ...

... sin la imagen de la flor que tenías en la cabeza...

... limpio de pensamientos y juicios mentales...

... al sentir el contacto del viento en tu piel...

... limpio...

... al sentir el latido de tu corazón, o dolor de cabeza...

... limpio...

... al oir el sonido más lejano, o ese ruido tan molesto...

... limpio...

... en comunión con el universo...

... y das la bienvenida a la nueva etapa evolutiva del ser humano...

... en la que finalmente Dios,...

... se contempla a sí mismo.


"¿nunca, 2, 5, 30, 150...?"

martes, 28 de julio de 2009

No desesperéis

Otra mirada al cielo

Toda búsqueda debe concluir con la certeza
de haber encontrado el objeto...
...o con la certeza de no hallarlo en ninguno de los lugares,
accesibles e inaccesibles.

lunes, 27 de julio de 2009

Dos caminos

Playa de Monsul (Almería)

"Sólo existen dos maneras de vivir la vida:
una es como si nada fuera un milagro
y la otra, como si todo lo fuera."
Albert Einstein

martes, 21 de julio de 2009

Sufre o sufre

Con frecuencia, la mente ofrece dos alternativas que, aunque distantes e incluso opuestas, son ambas generadoras de sufrimiento. Es común en estados e ansiedad, provocados por alguna adicción e incluso en procesos mentales ordinarios.

Es preciso comprender la naturaleza del pensamiento y contemplar la celda desde muy cerca, pero aún desde fuera, justo antes de dar el último paso. Una pausa, para interrumpir el proceso y dar paso al orden, antes practicado en situaciones inocuas y exigido ahora en todo su contraste, frente a la inercia mental, que no física y por lo tanto, vulnerable. La permanencia en este estado, garantiza la tercera opción: la elección mejor, exenta de sufrimiento.

Intervienen: la identificación de la celda-sufrimiento, el vacío mental, el estado de orden y la vigilancia permanente.

lunes, 20 de julio de 2009

Ni dentro, ni fuera

"Los filósofos dicen: -Estamos llenos de cosas que nos lanzan hacia fuera de nosotros. Nuestro instinto nos hace sentir que es preciso buscar nuestra felicidad fuera de nosotros. Nuestras pasiones nos impulsan hacia el exterior, aún cuando no se les ofrezcan los objetos que las excitan. Los objetos exteriores nos tientan ellos mismos y nos llaman, aunque no pensemos en ellos.-

Y así los filósofos han dicho bien: -Retiraos dentro de vosotros mismos, y hallaréis allí vuestro bien.- Y no se los cree; y los que los creen son los más vacíos y los más tontos.

Los estoicos dicen: -Entrad dentro de vosotros mismos; allí es donde hallaréis vuestro descanso.- Y esto es verdad.

Los otros dicen: -Salid de vosotros: buscad la felicidad en la diversión.- Y esto no es verdad. Las enfermedades vienen.

La felicidad no está ni dentro ni fuera de nosotros: está en Dios, fuera y dentro de nosotros."

Blaise Pascal (Pensamientos)

sábado, 18 de julio de 2009

Veloz-mente

Regresando de algún centro comercial con el maletero atestado de inutilidades

Paredes de movimiento, antifaces de acción, colapso de estímulos,
fatiga mental, mirada perdida...

viernes, 17 de julio de 2009

Cuestión de responsabilidad

Feria de El Puerto de Santa María

¿Cómo no, con riendas y anteojeras?
Queda pues claro, que el hombre es el único animal responsable
de su propia manipulación y ceguera.

jueves, 16 de julio de 2009

¿Qué tiempo hace?

¿Aún crees que el tiempo es una cuestión meramente física e inmutable?

¿O que responde más bien a estados mentales y por lo tanto está a merced del pensamiento?

¿Serás capaz de percibir siempre igual la duración de un segundo?

Obsérvalo.

A veces, el segundero avanza el doble de despacio y otras veces, vuela.

Comprueba entonces que, en ambos casos, los estados mentales son completamente distintos.

Si puedes controlarlos... ¡¡¡ puedes vivir el doble !!!

miércoles, 15 de julio de 2009

Extracto mental

Playa de la Barrosa (Chiclana de la Frontera)

Estuviste allí, en aquel lugar, en aquel momento afortunado.
Tuyo el lugar y el momento, eternamente.
He aquí un extracto...

martes, 14 de julio de 2009

Estacas del paraíso

Límite del castillo de Jimena de la Frontera

"...he visto cercas semiconsumidas por el fuego, los límites de la propiedad perdidos en medio de la pradera, y algún avaro de este mundo con un agrimensor buscando el linde. Aunque el cielo se había aposentado a su alrededor, no advertía el ir y venir de los ángeles porque sólo buscaba el viejo agujero de una estaca en medio del paraíso. Volví a mirar, y lo ví en medio de una ciénaga estigia rodeado de diablos; sin duda había reencontrado el linde -tres pequeñas piedras donde había estado clavada una estaca- y, al mirar de más cerca, ví que el Príncipe de las Tinieblas era su agrimensor."

Henry David Thoreau

lunes, 13 de julio de 2009

Luces y sombras

Vista de Grazalema

Como siempre, cerca de los densos avatares mundanos y más allá, se destapa la consciencia, entre luces y sombras, sueños y vigilia, arrastrados por el tiempo, hacia una oscuridad mayor o tal vez un mayor esclarecimiento, pero siempre encaprichada de lo absoluto...

sábado, 11 de julio de 2009

Bendito aburrimiento

¿Cómo definirías el aburrimiento? ¿Tal vez la sensación de ausencia de estímulos que activen el proceso mental? ¿Qué tal una experiencia extraordinaria en la que, aún sin haberlo percibido, nos encontramos a escasa distancia del momento presente?

A mi juicio, son dos las evidencias que nos aporta ese magnífico estado.

La primera es, sin duda alguna, la mejor noticia que pueden darnos, pues nos revela en toda su amplitud, la adicción mental a todo cuanto NO ES, en contraposición a la aceptación de lo que ES, y por lo tanto nos permite visualizar la disfunción humana por excelencia, origen de todos los problemas.

La segunda, es el estrecho margen en el que nos sitúa con respecto al AHORA, donde realmente experimentamos la existencia, gracias a la ausencia de flujo mental hacia el pasado o el futuro, únicos lugares donde puede aflorar el malestar psicológico (sólo el dolor físico cabe en el presente).

En resumen, el aburrimiento es la oportunidad circunstancialmente 'forzada', y por lo tanto a todos accesible, de alcanzar la quietud; una puerta hacia la dimensión del conocimiento e inteligencia universales.

viernes, 10 de julio de 2009

Azar, por supuesto

Ermita de Santa Ana (Chiclana de la Frontera)

¿...y qué es el azar, sino ese espacio inconmensurable, más allá del conocimiento,
donde cabe toda nuestra ignorancia?

jueves, 9 de julio de 2009

Tejidos mentales

Corta el primer hilo, el más robusto y protegido y tira de él, verás toda una maraña que envuelve tu pensamiento y asfixia tu presente.

Corta el segundo, para comprender cómo se elabora ese entramado con tira-aflojas ajenos e incontrolados, siempre lejos de tu voluntad.

Tu tejedora no cesa de fabricar ese tejido que tan poco te agrada...

Identifica, corta y controla.

Identifica, corta y controla.

Identifica, corta y controla.

Identifica, corta y controla.

Identifica, corta y controla.

No abandones el presente.

miércoles, 8 de julio de 2009

Sombras

Camino de la Torre del Tajo (Barbate)

He aquí la mayor similitud entre árboles y pensamientos.

¿Lo captas o estás en flor?

martes, 7 de julio de 2009

El jardín de delante

Sendero desde El Bosque a Benamahoma

"Para mí, la esperanza y el futuro no están en los jardines ni en los campos cultivados, en los pueblos ni en las ciudades, sino en los pantanos inaccesibles y movedizos. Al analizar mi debilidad por alguna finca que quería comprar en otros tiempos, me doy cuenta de que me atraían exclusivamente unos pocos acres de ciénaga insondable, un desaguadero natural en un extremo del terreno. (...) Quisiera tener mi casa delante de esta masa de oscuro matorral rojizo, sin parcelas de flores ornamentales, abetos trasplantados, jardineras acicaladas ni senderos de gravilla, tener este terreno fértil frente a mi ventana, no unos pocos montículos de tierra importada sólo para cubrir la arena que queda amontonada al cavar la bodega. ¿Por qué no poner mi casa, mi sala, detrás de este terreno en lugar de detrás de un mezquino conjunto de curiosidades, sustituto pobre de la Naturaleza y el Arte que se llama 'mi jardín de delante'?"

Henry David Thoreau

Verdadera riqueza

En la cima del monte Picacho (Alcalá de los Gazules)

Dejad que proclamen sus riquezas aquellos que, afinados sobre cáscaras de hormigón y sin presente alguno, se afanan por sustituir "ceros" por "unos" en el disco duro de alguna entidad bancaria, que yo seré, en estos parajes solitarios y mientras pueda, el hombre más rico del mundo.

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