miércoles, 24 de abril de 2013

Yo, víctima


"Casi cada ego contiene algún elemento de lo que podríamos llamar 'identidad de víctima'. La imagen de víctimas que algunas personas tienen de sí mismas es tan fuerte que se convierte en el núcleo central de su ego. El resentimiento y los agravios forman parte esencial de su sentido del yo.

Aunque tus agravios estén completamente 'justificados', te has construido una identidad de víctima que se parece mucho a una prisión cuyos barrotes están hechos de formas mentales.

Mira lo que te estás haciendo a ti mismo o, más bien, lo que te está haciendo tu mente.

Siente tu apego emocional por tu historia de víctima y date cuenta de la tendencia compulsiva a pensar o hablar de ella.

Mantente presente como testigo de tu estado interno.

No tienes que hacer nada. Con la conciencia vienen la transformación y la libertad."

Eckhart Tolle - "El silencio habla"

lunes, 22 de abril de 2013

Entre líneas...


No puedo negar la extraña satisfacción que sentí al toparme con este enorme cartel. Es curioso, pero creo que mi júbilo fue proporcional a su tamaño, al menos esta vez. Realmente había allí implícita cierta información para mi interés que, aunque parezca imposible, no estaba para nada reñido con el interés del anunciante. ¿O te parece a ti que tal cosa suele parecer posible? Bueno, como parecer parecer... seguro, que ya se encarga el experto de que lo parezca. Pero... ¿realmente lo es? ¿es posible que no haya intereses contrapuestos en cualquier anuncio publicitario?

Aunque no supe con certeza qué era exactamente lo que expresaba el cartel, averigué que el anunciante estaba conmigo. Y no era este el caso en el que detrás del papel, el spot televisivo o la cuña radiofónica, tenemos la oportunidad de ver (si miramos) a toda una comunidad de especialistas en la psicología perversa del marketing. Miles de versados en la materia, haciendo turnos alrededor del planeta para que no cese ni siquiera un segundo la persecución de su único objetivo: que me parezca posible. 

¿Y qué se puede hacer ante titánica intención? Tal vez leer entre líneas en una obra maestra como ésta... como yo hice. Porque detrás de aquello había algo mucho más profundo. Tal vez fue el sol, quién sabe si la brisa marina o... tal vez la entropía, sin más. El caso es que, sencillamente, me cautivó. Al menos para mí, fue el anuncio perfecto.

Quiero pensar que la naturaleza también tiene algo que anunciar, algo que decirnos...

viernes, 19 de abril de 2013

El ocaso de los dioses


La multitud le esperaba fuera.

Sólo tenía que subir una pequeña escalinata para alcanzar la tarima. Una vez arriba, podrían enfocarle un centenar de cámaras y su rostro sería difundido hasta el último rincón del planeta. El reconocimiento que le aguardaba, prometía ser apoteósico, e incluso difícilmente igualable entre los recordados desde que el hombre es hombre.

Subiendo con parsimonia cada uno de los escalones, llegó a medir con exactitud la distancia que le separaba del más osado y laborioso de los sueños. Un sueño como ninguno, por el que se había dejado la piel, y cuyo éxito y fracaso dependían ahora de centímetros...

Justo en el momento en que un paso más hubiese hecho añicos su anonimato, se detuvo.

-Ya está cumplido -dijo para sí.

Y tras girarse con atrevimiento hacia abajo, tal y como baja el sol en el ocaso, se marchó por donde había venido.

lunes, 15 de abril de 2013

Los perjuicios de la totalidad


Toda palabra tiene una intención.

Y no hablo de ninguna intención que pueda describirse con palabras, porque seguiría siendo resultado y no causa de la palabra.

La palabra es intrínseca a la mente.

Y la mente todo lo disecciona, y tiene etiquetas para cada parte, sus divisiones, y cada uno de los fragmentos en que se divide cada parte del Todo.

Por eso la mente y la palabra son contrarias al Todo, aun perteneciendo a él.

Y por eso lo es el hombre, porque son la mente y la palabra sus estandartes.

Es del todo evidente, que el Todo contiene también un ridículo e inofensivo simulacro de su propia aniquilación...

lunes, 8 de abril de 2013

Hongos...


Hongo

(Del lat. fungus).

1. m. Planta talofita, sin clorofila, de tamaño muy variado y reproducción preferentemente asexual, por esporas. Es parásita o vive sobre materias orgánicas en descomposición. Su talo, ordinariamente filamentoso y ramificado y conocido con el nombre de micelio, absorbe los principios orgánicos nutritivos que existen en el medio; p. ej., el cornezuelo, la roya, el agárico, etc.

2. m. Aquello cuya forma recuerda la de un hongo. El hongo atómico, de la contaminación.

3. m. Sombrero de fieltro o castor y de copa baja, rígida y aproximadamente semiesférica.

4. m. Mar. Extremo de un tubo de ventilación que remata sobre cubierta con tapa o sombrerete abombado para evitar que penetren los rociones.

5. m. Med. Excrecencia fungosa que crece en las úlceras o heridas e impide la cicatrización de las mismas.

6. m. Ur. trasero (ǁ nalgas).

7. m. coloq. eufem. Ur. ano.

8. m. pl. Biol. Taxón de los seres vivos de este nombre.
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666. neut. Diab. Dícese de cualquier cosa. Y ojo con la belleza... porque no siempre está en el interior.

viernes, 5 de abril de 2013

La arruga del universo (Rep.)

Garganta de puerto oscuro - Ladera del monte Picacho (Alcalá de los Gazules)


...y entre montañas dicromáticas, alejado de los límites del condicionamiento, y bajo un cielo perfumado, horizontal y sobre todo, solemne, pude apreciar un pliegue de la realidad, rodeado de rúbricas de fuego:

El mundo, no sólo ha sido creado;

ha sido creado de forma

que resulte comprensible, inteligible,

y esto... es un dato a priori.


Es el Certificado del Creador.

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A mi regreso, y como en todo doblez que va y vuelve, observé un sin fin de contradicciones preestablecidas, dispuestas a contrarrestar la fortaleza demoledora pero vulnerable, de obviedades como ésta. Aunque no les dí la bienvenida, comprendí que tenían un papel muy importante en la vida, como salvaguardias de la propia libertad humana.

Y ahora, 'sólo' queda la eterna discontinuidad que esta arruga del espacio-tiempo, ha dejado en mi presente: el maravilloso efecto tardío sobre aquellas contradicciones inconscientes, inicialmente no resueltas...

lunes, 1 de abril de 2013

La hora de las medusas



Eran las 2:52 cuando algo le despertó. 

Diversos asuntos le habían mantenido en constante diálogo con la almohada hasta hacía muy poco, como de costumbre. Tal vez por eso, decir que despertó no sería del todo correcto. Sus ojos quedaron entreabiertos, en dirección al enorme despertador que tenía delante de sí, sobre la mesita de noche. Sus sueños recién estrenados, seguían su curso, aunque ahora tuviesen que acomodarse a la percepción visual de dos extrañas figuras contrapuestas, conformadas por tres dígitos en la pantalla de aquel aparato.

De nuevo, algo le sobresaltó. Se percató entonces de que había sido un grito y que provenía de la habitación de su hijo.

-¡Papá! -oyó con más claridad, por tercera vez.

Se incorporó de golpe casi sin darse cuenta y, tambaleándose en la penumbra, acudió adonde estaba el niño.

-¿Qué pasa hijo? -articuló con dificultad.

-No puedo dormir, papá.

-¿Ehh..? -volvió a preguntarle. Trataba de comprender lo que había oído, con la mirada fija en la pared, sobre el cabecero de su cama.

-¡Papá!... ¡No puedo dormir! -le repitió.

Pero su padre vagaba errante sobre el picado azul de la pared, cual marino que otea la profundidad del océano, asomado a la escotilla tras el ocaso. El destello de las extrañas figuras aún perduraba en sus retinas, navegando indemne sobre las aguas...

-¿Me estás escuchando? -la desesperación del niño crecía por momentos.

Con la mirada perdida, el hombre bajó ligeramente la cabeza para contestarle con otra pregunta.

-¿Quieres ser feliz, hijo?

-¿Cómo? -se extrañó el chiquillo-. Claro que quiero ser feliz... ¿a qué viene eso? Lo que te digo es que no puedo dormir, ¡por más que quiero!

Arrimó su rostro sonámbulo a los ojos del niño. E incluso llegó a asustarle con su mirada inconexa, mientras continuaba exhalando aquel diálogo inverosímil...

-Entonces... hay corrientes inversas y... hay mar de fondo. Debes verlo cuando ocurra... sólo verlo -sententenció, con voz ronca y entrecortada.

El niño apartó la mirada. Tratando de sacar algo en claro, se volvió hacia el otro lado de la cama.

El hombre también se giró, para volver lentamente hacia su habitación. Paso a paso, fue pronunciando otra ristra de palabras, más acordes si cabe con los argumentos de su letargo...

-Si todas las medusas nadaran en la misma dirección, moverían el mundo... -concluyó, antes de acostarse.

Habían bastado tres minutos, para que los ronquidos del niño volvieran a inundar la oscuridad de aquella noche. Sólo tres, para cambiar nada menos que... el rumbo de su vida.

En cambio, el sueño de su padre se prolongó aún durante dos horas y media...

...y justo después, aquel sueño, al igual que el alba ciega las profundidades y devuelve las fieras allá por donde han venido, se perdió en la nada.

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