domingo, 13 de febrero de 2011

La elección

Reflejos dorados

Sin lugar a dudas, he aprendido de la mayoría que en río revuelto es preciso dejarse llevar, y aunque el ángulo de maniobra se reduce considerablemente, aún queda margen suficiente para alcanzar alguna que otra ribera, siempre inexplorada…

Sin más útil que mis propios pies, no son pocas las piedras que encuentro a mi paso y en las que afortunadamente, consigo apoyarme. Multitud de formas rocosas que emergen de entre aguas turbulentas y que de no ser por la resistencia que ofrecen al fluir de la corriente, bien podría decirse que flotan en la superficie, ajenas a la oscura profundidad de este manantial insondable.

Después de cada salto, nace una nueva perspectiva, sin duda.

De entre todas las piedras que a mi juicio se muestran a mi alcance, fijo la atención en la más apetecible, aquella que promete más seguridad y a la vez capacidad para soportar todo el peso de mis ansias.

De estar yo en posesión de la verdad, o de creérmelo, me hubiera abalanzado sin más.

No obstante, a pesar del sonido amenazante de cascadas y traviesos torbellinos disfrazados de insatisfacciones, y la inquietante hermosura en los reflejos dorados de un sol siempre decreciente, presagio de la más absoluta oscuridad que cabalga hacia estos parajes, hago una pausa.

Buscando el motivo de mis anhelos, me pierdo un instante, a veces eterno. Pero al igual que emergen los deseos, aunque no sin dificultad, afloran también las causas, y éstas irremediablemente conducen a su tansmutación.

Aquella piedra tan deseada, perdió todo el protagonismo, todo el misterio, pues para bien o para mal, no hay magia alguna para aquel que acaba descubriendo el truco que la sustenta.

Es justo en este momento, cuando me decido firmemente a dar el salto… ¿no es eso lo que la mayoría espera de mí? ¿Podrá reprochárseme algo?

Ahora, de entre todas las opciones, es precisamente en aquella piedra donde quiero estar, contemplando así la inaudita perspectiva que me otorga un deseo desintegrado a voluntad: la piedra equivocada del camino equivocado… de la vida.

No ha sido sino la humildad, la que me reveló el verdadero valor de la desconfianza propia y de la dinámica que surge a tenor del colmo del inmovilismo: de todos los lugares posibles, el más inexplorado es siempre aquel en el que me encuentro…


Safe Creative #1102138488756

domingo, 6 de febrero de 2011

Observa

Hacia la cima de El Torreón (Grazalema)


Incluso la condición de verdadero o irreal, de auténtico o de falso, pasa a un segundo plano, cuando es observada, sin más.

viernes, 28 de enero de 2011

Palabras Vs Silencios

"Si su pasado fuera tu pasado, si su dolor fuera tu dolor, si su nivel de conciencia fuera tu nivel de conciencia, pensarías y actuarías exactamente como él o ella.

Esta compresión trae consigo perdón, compasión y paz.

Al ego no le gusta oír esto, porque pierde fuerza cuando no puede mostrarse reactivo y tener razón.

Cuando recibes como a un noble invitado a cualquiera que venga al espacio del Ahora, cuando permites a cada persona ser como es, él o ella empieza a cambiar.

Para conocer a otro ser humano en su esencia, no te hace falta saber nada sobre él: su pasado, su historia personal, sus experiencias. El 'saber acerca de' lo confundimos con un conocimiento más profundo, un conocimiento no-conceptual. 'Saber acerca de' y el conocimiento no-conceptual son dos formas de conocer completamente distintas. Una tiene que ver con la forma; la otra, con lo informe. Una opera a través del pensamiento; la otra, a través de la quietud.

'Saber acerca de' resulta útil a nivel práctico; de hecho, es imprescindible. No obstante, cuando ése es el modo predominante de conocer en las relaciones, se vuelve muy limitante, incluso destructivo. Los conceptos y pensamientos crean una barrera artificial, una separación entre los seres humanos. Entonces tus interacciones no están enraizadas en el Ser, sino que se basan en la mente.

Cuando no hay barreras conceptuales, el amor se encuentra presente de manera natural en todas las interacciones humanas."


Eckhart Tolle - "El silencio habla"

jueves, 23 de diciembre de 2010

Mi deseo


...y en la breve magestuosidad del cielo crepuscular,
una estrella fugaz indicaba el camino
hacia la eternidad de aquel instante.

Que en nuestra entretenida bóveda mental,
los pensamientos vacuos no distraigan la atención
sobre aquellos que hunden sus raíces...
...en el autoconocimiento.

Buscador de buscadores
os desea una Feliz Navidad
y un introspectivo año nuevo.

domingo, 19 de diciembre de 2010

Sueños e introspección


No encontré semejanza mayor a mi vida, que en una cadena de propósitos y anhelos, ininterrumpida, en la que se enlazan infinidad de eslabones, tan numerosos como breves, tan escasos como eternos...

Y en la apariencia monocromática del vasto espacio de cada sueño a los que lanzo mis intenciones, puedo ver seis anillos concéntricos bien diferenciados. En esas posiciones he anclado progresivamente las miras desde fuera hacia dentro, creyéndolas como definitivas cada vez y llegando siempre a despreciar los externos… por inútiles. Aunque tal vez sea más ético decir que dan sentido a cada nueva posición interna, es extraordinario ver cómo a penas pueden condicionarla en lo más mínimo. Debe ser así precisamente, por la mayor imprevisibilidad de razonamiento desde la que se juzga cada posición para acceder a la siguiente, dada a su cercanía al deseo y por cuanto se aleja de su aniquilación.

Estos son los seis estadios que pusieron a prueba mi introspectiva:

En la ancha periferia y en contacto con la nada, el deseo convencional, el instintivo, el rudimentario.

Más allá del deseo… cómo lo percibo.

Más importante que el modo en que percibo el deseo… cómo interpreto su percepción.

Más trascendental que la interpretación del modo en que percibo el deseo e indiferente a la distancia a la que la realidad se sitúa de cada apreciación… el motivo de esa interpretación.

Más relevante aún que el motivo y la veracidad que lo coteja, justo después y nunca anterior a mi desesperada reiteración en la búsqueda de porqués… su aceptación.

Y oculto en la aceptación, el círculo central: un blanco en el objetivo, un objetivo en el blanco. Aquel sueño que siendo alcanzado, se convierte en único, desprovee de valor y ridiculiza cada deseo original en el que se esconde y del que se sirve. Sin depender en absoluto de la veracidad de aquel, de su percepción, interpretación y causa enlazadas, se muestra tan certero como eficaz, tan alejado del instinto animal como de la responsabilidad ajena, tan íntimo como externamente incomprendido y verdaderamente humano…

…protegerme de mí mismo.


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martes, 7 de diciembre de 2010

Confesiones de un miope

Sierra de Cazorla - Jaén.

Bendita ceguera confieso, miopía del mundo que habito y doble visión se me otorga: vida y situación vital… ¡qué disparate mortal, confundir la una con la otra!

Despejando voy cuantas dudas vienen, las acepto como tales… ¿qué pensabas?, como aceptar quisiera males, ventura, vida y muerte…

Horas que veo pasar, las saludo alegremente. Aferrarme a ellas no quiero, ni incendiar su marcha. Amigas de mis pupilas, amigas de mi alma…

Secuestrado en cavilaciones, les dirijo la mirada. Como luz crepuscular que el atardecer quiebra, observadas no resisten, se disuelven en la nada.

Diálogos de mi mente, intenciones para conmigo, sentimientos que derraman, cómo ella los devora y de argumentos se engrandece… que a todos me suscribo. Mas la presa se volvió escasa, que mis ojos, a buena hora, también reclaman…

Entretanto ‘solo’ obtengo soledad y aburrimiento. Afino la vista pues y ‘solo’ con él me hallo y de soslayo… me entretengo.

Y al acabar la confesión, aún escondo una treta. Velada en la pregunta “¿y ahora qué?” una última argucia espera. Confirmada la regla pues… y silencio por respuesta.

Bendita ceguera confieso, y gran hallazgo me muestra: que viendo a ese que siempre soy, no era entonces, quien antes viera…


Safe Creative #1012078020353

viernes, 26 de noviembre de 2010

Embudo temporal


No sabía cómo había podido llegar hasta allí, pero allí estaba.

A pesar de todo, su condición de hormiga no le permitía plantearse a fondo este tipo de cuestiones, tal vez a cambio de una incomprensible aptitud hacia ciertas proezas, a juzgar por seres de excelente raciocinio, do los hubiera.

Junto a un puñado de tierra blanca de granos bien definidos, había quedado encerrada en la cavidad inferior de un reloj de arena.

Incansablemente, sobre aquella superficie ‘innovadora’ y movediza, escudriñaba cada rincón en busca de una salida, y bien podría decirse que no sería el paso del tiempo lo que acabaría con toda su vitalidad, sino su dolorosa percepción del mismo: golpeada por su futuro inmediato, una lluvia feroz de piedras redondeadas, tan perseverante como ella, le provocaba dolor, al tiempo que la impulsaba con tesón hacia los límites de su celda.

Lo había probado todo, o casi todo, sin éxito alguno. Unas veces, trepando estoicamente por el montículo, creciente en altura y sufrimiento; otras, dejándose enterrar en su pasado, allá donde su movilidad sólo aparente la condenaba a pagar su imprudencia con intereses, hasta salir de nuevo a la superficie y reinventar su huída hacia ninguna parte.

En ocasiones, cesaba la rocosa tempestad y todo parecía aquietarse. Era entonces cuando, sin rozar siquiera el presente, lograba proyectarse hacia el futuro, mas no era sino más de lo mismo, un respiro fugaz e ilusorio en el que la bestia se vuelve para embestir de nuevo. Tras este revés, la caída se antojaba atroz, seguida nada menos que de una montaña… y vuelta al principio.

Esta historia no aportaría nada nuevo, de no ser por el prodigioso viaje que estaba a punto de emprender el insecto.

Ignorando la transparencia de su horizonte y acomodándose en la incertidumbre, ascendió por la pared cóncava de cristal siguiendo un camino espiral cada vez más inclinado. Agarrándose con firmeza a sus limitaciones, logró alcanzar el punto central en el que su vida era desgranada.

Con atención extrema hacia todo cuanto sucedía a su alrededor, el embudo se estrechó a su paso, hasta hacerse del diámetro justo de un único grano del rocoso elemento.

Su situación vital aún le exigía sortear obstáculos, pero ‘ahora’, justo en la frontera entre su pasado y su futuro, lo hacía de uno en uno. Cambiaba la trayectoria de cada piedra a su antojo e incluso era capaz, con su presencia, de detener la mismísima percepción del tiempo y el sufrimiento asociado a esta disfunción tan trascendental como desconocida.

Si bien una hormiga no precisa de ningún remedio para paliar un mal que no le acecha, la proeza de aquella criatura de rápidos andares y postura inmóvil, acompañada de cuantas cuestiones y sentimientos de inutilidad pueda suscitar tal ejercicio en semejante embudo temporal, sería a buen seguro incomprendida por determinados seres, tal vez a cambio de un extraordinario raciocinio, do los hubiera…


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viernes, 19 de noviembre de 2010

Pensar Vs Pensar-se

El tiesto y los tréboles


El sufrimiento es útil hasta que nos damos cuenta de su inutilidad.

Todo pensamiento dirigido hacia el exterior puede ser superado en eficacia
por cualquiera de los introspectivos, y estos subyacen a su vez
al pleno convencimiento de este orden de jerarquía.

Debemos ser como la planta que atraviesa el tiesto
y se aloja en él voluntariamente.

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